Pasaron por Irlanda, Croacia, Malta, Marruecos y hasta la parte más septentrional de Islandia pero sus ojos se fijaron en un pequeño rincón al suroeste de España. La poderosa HBO llegó hasta la provincia de Cáceres, uno de los lugares más recónditos y desconocidos de Europa, para localizar algunas de las escenas de la séptima temporada de Juego de Tronos. No sabemos si lo de ser tierra de conquistadores les sedujo. Tampoco tenemos conocimiento de que el hecho de que en esta parcela de Extremadura hayan nacido Orellana o Pizarro les hiciera inclinar la balanza a la hora de situar aquí a algunas de las familias más poderosas, crueles y déspotas que han existido en la literatura y la ficción televisiva. Pero lo que es seguro es que el pasado convertido en patrimonio cultural, su embriagadora naturaleza, sus castillos y también, todo hay que decirlo, las facilidades de las administraciones a la hora de desplegar toda una infraestructura audiovisual durante más de mes y medio han jugado un papel fundamental para que los productores David Benioff y D. B. Weiss, con el permiso del autor de las novelas George R.R. Martin, se decidieran finalmente por Extremadura.

La provincia de Cáceres ha entrado por derecho propio y de lleno a formar parte del tablero de Juego de Tronos. La solución a esta laberíntica saga pasa por las intrincadas callejuelas de Cáceres, el abrupto paisaje de los Barruecos y la esbelta figura del castillo de Trujillo. Los Lannister, la casa Tyrell, los Dothrakis, los hijos del Hierro o los Inmaculados han vivido aquí durante mes y medio. Nunca antes una localización de esta multipremiada producción (ganadora de 38 premios Grammy) ha grabado durante tiempo en España. Estos son los escenarios en Extremadura por los que se mueven las fichas en el tablero de Juego de Tronos.

LA MÁQUINA DEL TIEMPO / Patrimonio de la Humanidad desde 1986, su legado lejos de envejecer ha ido rejuveneciendo con los años y mostrándose mucho más accesible. Uno de los conjuntos monumentales de la Edad Media y el Renacimiento mejor conservados de Europa. Si hay una ciudad que posee máquina del tiempo, esa es Cáceres. Estaría situada en el arco de la Estrella y nos adentraría en una época que hace extraños a los contemporáneos. Esperas encontrarte a algún monje con la roída túnica, un noble montado en palafrén camino de sus dominios o un lazarillo intentando ganar alguna moneda sin que su ciego amo se entere. Y todo eso por el adarve de Santa Ana, la Casa del Sol, la plaza de las Veletas o la Torre de Bujaco. Aquí los que desentonan somos nosotros y nuestros móviles de última tecnología, los auriculares blancos que nos aislan del mundanal ruido y el perfume dulzón de un galán de noche humano. Hay cientos de rincones por los que perderse (el Palacio y la Torre de Carvajal, la plaza de San Jorge, a los pies del dragón o el Palacio de Roda y su esbelta Torre de Sande) por ver, unos pocos museos imprescindibles como el que lleva el nombre de la ciudad donde además de un paseo por la historia también encontraremos obras de artistas como Miró o Tapies; la Fundación Helga de Alvear, la colección privada de arte contemporáneo internacional más importante de España; y Guayasamin que alberga obras de este pintor ecuatoriano, uno de los más representativos del Continente Iberoaméricano. Muchos lugares para ver y, sobre todo, mucho por pasear.

La riqueza que encierra un patrimonio histórico tan denso y rico es que un mismo lugar puede parecer sitios distintos. Los productores de HBO vieron en Cáceres un filón y decidieron que ya que venían hasta aquí podrían ubicar dos lugares emblemáticos de Juego de Tronos: Desembarco del Rey y Antigua. El Adarve, el Arco de la Estrella, los exteriores de la Catedral de Santa María, los Golfines, San Jorge y la Cuesta de la Compañía se mudaron durante unos días a Desembarco del Rey, en Poniente. Se llenaron de estandartes de los Lannister durante los días de rodaje que grabaron desfiles triunfales, conversaciones intrigantes y demás acontecimientos que se desvelarán este verano en la séptima temporada. Desembarco del Rey aterrizó en las laberínticas callejuelas del casco antiguo de la ciudad, en sus plazas llenas de historia y en sus cuestas medievales. Pero también, muy cerca de allí podemos situarnos en Antigua, la ciudad donde los maestres aprenden su oficio. La plaza de las Veletas y la de San Mateo se convirtieron en un improvisado mercado de aspecto medieval.

Todavía queda partida, pero Extremadura ya forma parte del Juego de Tronos. Continuará...