Entre los muchos efectos derivados de la crisis también destaca la morosidad acumulada en las comunidades de vecinos. Son cifras tan elevadas en algunos casos que repercuten en el funcionamiento del bloque. Así lo atestigua la Asociación de Consumidores y Usuarios Acuex. Durante 2017 atendió en Cáceres diversas consultas al respecto porque muchas veces no se trata de un inquilino, sino de varios... Además, el impago no solo genera deudas sino que llega a lastrar a la comunidad, que ve imposible reparar y reformar sus infraestructuras para ir renovando el edificio, con la consiguiente pérdida de valor de los pisos. «Si algunos no pagan las cuotas mensuales, no asumirán una derrama...», comenta Rosa González, presidenta de Acuex.

Se trata de un problema de difícil solución. Si la deuda de un vecino asciende a 200, 500 o 1.000 euros, la comunidad no acude a los tribunales por esa cantidad, especialmente si el inquilino comunica que atraviesa una situación delicada y hace lo posible por ir subsanándola. Pero si la cantidad acumulada por uno o varios residentes alcanza los 10.000 o 20.000 euros, como existen casos, la comunidad puede plantearse emprender algún tipo de acción, sobre todo si los morosos ni siquiera dan explicaciones.

«En estos casos resulta imposible evitar que dichos inquilinos se beneficien del ascensor, la limpieza y otros servicios comunitarios. Llegados a estos extremos, recomendamos estudiar soluciones en reuniones de la comunidad con el administrador», explica Rosa González.