Mercedes López Montenegro y Pascual Churruca viven desde el año 1978 en el palacio de los Golfines de Arriba, un edificio del siglo XIV enclavado en la ciudad monumental. Allí estuvo Franco durante 40 días nada más comenzar la guerra civil y por él han pasado rostros conocidos como Kárpov, el príncipe Felipe de Bélgica o el mismo Induráin. "Vivir en un palacio tiene la ventaja de que ganas en espacio, pero siempre estas de obras ", afirma Mercedes López Montenegro, quien asegura que, a pesar de los inconvenientes, manda una tradición familiar de más de 600 años: "Era propiedad de un tío abuelo --Gonzalo López Montenegro-- y lo heredó mi padre, Adolfo. No queremos romper una costumbre", asegura. Pascual Churruca es más crítico y señala que "es un anacronismo vivir hoy en un palacio". Las ayudas que llegan son muy pocas. Hace dos años tuvieron que cambiar parte de la techumbre del edificio y se gastaron 30 millones de pesetas. Sólo recibieron dos de subvención.

Ahora los obreros están en plena faena con la parte que les queda por un importe similar y están teniendo dificultades para encontrar apoyos de las instituciones. "Es muy bonito para los que lo ven desde fuera, pero mantener todo esto es un lujo", asegura Mercedes. Hace nueve años tuvieron que dividir el palacio para hacer un restaurante, al que destinaron 2.000 metros de los 4.000 del total del inmueble. El resto es para vivienda propia. Este matrimonio, que tiene dos hijos de 8 y 4 años, utiliza a diario 25 estancias entre dormitorios, comedor, cocinas y baños, aunque su intención es que en el futuro se dedique un parte para hotel: "Hemos tenido alguna oferta, pero no ha llegado a cuajar, porque no salían muchas habitaciones".

Vivir en un palacio de la ciudad monumental no es un cuento de hadas. Mercedes y Pascual explican las dificultades para aparcar y la falta de seguridad y de limpieza en la zona, además del daño que causan las cigüeñas en el tejado: "No me considero ni mucho menos una ciudadana de primera categoría por vivir aquí. Nos no da ninguna ventaja", subraya. A pesar de ello, se mantienen firmes en la intención de que sus hijos crezcan en este espacio. "Nuestra ilusión es seguir viviendo aquí", subraya.