Tras más de 20 años de "ruido continuado", Pastora Vega asegura estar desesperada con la situación en La Madrila, donde vive en una zona crítica, en la que "ni el mejor cristal aislante me quita los ruidos en casa". Tal es la situación, que incluso se ha llegado a plantear la posibilidad de "buscar otra vivienda, pero cómo me meto en hipoteca siendo jubilaba".

Para Pastora Vega la situación es tal que "de jueves a sábado duermo con tapones de cera y he llegado a tomar medicinas para dormir. El domingo, por fin, llega mi descanso", afirma, y señala que lo peor no es el ruido sino "que los graves se cuelan por la estructura del edificio y retumba toda la casa", "y las voces de la gente", incide. Junto a los problemas para conciliar el sueño, Vega señala otro, que su piso está perdiendo valor. "Ya está casi en la mitad", zanja.