Cuando al crítico de arte de ABC , Carlos García Osuna, le presentaron a una chica llamada María Llanos y le dijeron que tenía una galería en Cáceres, sólo se le ocurrió decirle: "Tú eres rica, ¿verdad?". Pero María no es rica, sino simplemente una cacereña DKW , es decir de pueblo, de Aliseda, que ha sido capaz de llevar adelante un empeño impensable.

María Llanos empezó vendiendo ropa, pero aquello no la llenaba. Le gustaba viajar a Madrid a visitar galerías y museos y acabó descubriendo su verdadera vocación, o más bien, su quimera: abrir una galería de arte en Cáceres. Los expertos le dijeron que la clave del éxito era resistir y eso ha hecho: resistir desde que abrió en la calle Doctor Fleming su galería en el año 1998 hasta hoy.

A la calle Viena

En el año 2001 se cambió de local, a la calle Viena. Un año antes, intentaba por primera vez participar con su galería en Arco, la feria de arte más importante de España y una de las fundamentales de Europa. Pero no pudo ser. Participar en Arco no es fácil. Un jurado de 50 expertos examina los dossieres de las galerías aspirantes y tienen preferencia las extranjeras.

María confesaba en el año 2001 que esperaba tardar dos años en entrar en Arco. Ha tenido que esperar cuatro. El jurado le comunicaba antes de cada edición que con la puntuación que le habían otorgado estaba en puertas. Este año, las puertas se han abierto por fin y la galería cacereña ya está en la feria de arte madrileña.

El empeño galerista de María Llanos tiene mucho valor. Hay que tener en cuenta que abrió su negocio de arte en la ciudad feliz en plena crisis de precios. En la década de los 90, cerraron por esta razón más de 30 galerías en el Soho neoyorquino. En el barrio residencial de Ginza en Tokio, sus 600 galerías de arte se veían reducidas a 450.

Sin embargo, en Cáceres, María Llanos comenzaba su labor de resistencia aferrada a artistas como Manuel Vilches, Antón Patiño, Isabel Muñoz, Fernando Carbajal, María Gómez, etcétera.

Vender ropa en la ciudad feliz es más fácil y más seguro que vender arte. El primer año de apertura de su galería, María lloró más que vendió. Le compraron tres o cuatro cuadros, pero aguantó. Dos años después ya acudía con la obra de sus artistas a la feria de arte de Lisboa. Más adelante, iba a las ferias de Toledo, de Sevilla, de Valencia. Paralelamente, comenzaba Foro Sur, feria de arte cacereña que fue en parte fruto de una idea que la galerista le planteó al consejero de Cultura.

En el año 2001, la prestigiosa revista Descubrir el arte recogía nombres de mujeres que eran algo en el mundo del arte contemporáneo español: allí aparecían Rosina Gómez Baeza, Carmen Cervera, Juana de Aizpuru, Gloria Moure... Y María Llanos.

Ahora llega el espaldarazo de Arco y esta aliseña consigue demostrar así que existe un Cáceres moderno que también es feliz, pero desde la vanguardia, el riesgo y las apuestas de futuro. Con unos gastos fijos de 1.500 euros al mes y con aventuras como Arco, que no se ventilan por menos de 18.000 euros, no es de extrañar que María Llanos asegure vivir en una inquietud permanente.

En la ciudad feliz hay cuatro coleccionistas de arte de cierto peso: José Polo y Toño Pérez del restaurante Atrio, César Martín, propietario de la cervecería Gambrinus y presidente de los hosteleros locales, y otro coleccionista que prefiere el anonimato, además de pequeños coleccionistas que compran obra esporádicamente.

Con este mercado tan exiguo y la pobre actividad compradora de los organismos públicos, se entiende que María Llanos necesite salir a ferias de arte para sobrevivir. Por eso es tan importante que la hayan admitido en Arco: ha supuesto un espaldarazo a un empeño quijotesco y un apoyo a la ciudad feliz que emerge.