No era el Royal Albert Hall de Londres ni estábamos en 1968, sino en el Gran Teatro de Cáceres 40 años después, pero el La, la, la de Massiel evocó aquella noche triunfante y la cantante madrileña reinó un día más, esta vez sobre el escenario del teatro cacereño. La gala de clausura del festival Pop-Art rindió un emotivo homenaje a la única española ganadora de Eurovisión como representante también de la cultura pop de España. Ella misma confesó por la mañana en una rueda de prensa con los medios de comunicación ser "un icono del pop sin ninguna duda".

La gala, en la que se entregaron los terceros Premios Pop-Eye al arte y la música independiente nacional, puso el punto y final a cinco intensos días de conciertos y actividades de un certamen, el quinto ya, que no sólo se consolida año tras año sino "que va a más", según reconoció, aunque con prudencia, el director de la cita musical, Juan Pedro González. "Estoy satisfecho y contento --apuntó--, sobre todo porque este año el festival se ha desarrollado en un plano lógico, sin que hayamos tenido los problemas de las denuncias y los ruidos de la edición anterior".

MAYOR REPERCUSION De hecho este año el festival ha conseguido una significativa repercusión mediática fuera de Extremadura por la exposición sobre el Rey Don Juan Carlos y la presencia de Massiel, que lo han "impulsado". También ha sido más largo y con una programación de actividades más variada, en la que han tenido cabida desde la moda hasta el audiovisual, e incluso se ha hecho más internacional, con la participación de más grupos extranjeros, de Portugal, Finlandia o Noruega.

Pero ayer, sin duda, fue Massiel la que acaparó todos los focos, desde por la mañana hasta por la noche. Parlanchina hasta casi agotar al oyente, a sus 60 años se hizo querer entre los músicos jóvenes, de los que estaba encantada de ser una referencia porque con ello "sigues estando vigente", y entre los periodistas que acudieron al encuentro con la prensa.

Vestida enteramente de negro, hablaba y hablaba sin parar de proyectos pasados, de hitos musicales, de sus temas números uno, de los amigos de su hijo que son sus amigos, de las nuevas tecnologías de las que dijo haberse quedado "obsoleta", de la belleza de Cáceres o de esas raíces extremeñas que le vienen de una abuela nacida en Zafra. Como dijo el músico gallego Juan Rivas, de quien surgió la idea del homenaje y con el que grabó Un mundo maravilloso , ella fue "una de las modernas de la época". "Siempre estuve en la vanguardia --confesó la propia Massiel--, pero la ideológica, la que se ponía frente al poder establecido".

La cantante aseguró que su error fue tomarse la música como "un divertimento" y que aún hoy sigue "pidiendo perdón por haber ganado Eurovisión", por eso se definió como "un poco atípica" y lejos del "producto OT ". Anoche sus canciones versionadas por los grupos del festival inundaron el Gran Teatro y, para que no queden en el olvido, pasarán a un disco que editará el sello cacereño Bon Vivant, lo que hará a Massiel un poco más inmortal.