Vanesa Retortillo insiste en que el ictus "puede afectarle a cualquiera". A ella le pasó con 23 años, hace cerca de 30 meses y sin que presentara factores aparentes de riesgo, por eso insiste en que la prevención es la mejor forma de luchar contra esta enfermedad. La joven afirma que entonces la unidad de ictus no existía.

"Pasé un fin de semana hospitalizada porque hasta el lunes no me podía ver el neurólogo", explica. Después de un mes en el hospital y otros siete de rehabilitación a base de fisioterapia y logopedia, recuperó casi por completo la movilidad (excepto la mano derecha) y el habla. Entonces inició un programa de recuperación en el centro de discapacitados Cadex --en la ronda de la Pizarra-- y en enero puso en marcha junto a otros afectados y familiares de enfermos la primera Asociación de Afectados por Ictus de Extremadura (Afiex), que ya se ha integrado en la federación nacional.

"Antes trabajaba en un centro social de Madrid con jóvenes. Ahora me dedicaré por entero a esta asociación y a que otros afectados puedan beneficiarse de los servicios que preste", zanja.