Matilde Pavón recuerda con cariño especial la feria de San Fernando que se celebraba en Colón, cuando ella era niña y su padre la llevaba, junto a su hermana, a la feria de ganado. Siempre montaba, por un real, en los caballitos.
--¿Cuales son sus mejores recuerdos de la feria?
--Los recuerdos de mi infancia, cuando estaba en Colón. Me gustaba más que ahora porque había tres días de ganado y mi padre nos llevaba siempre y nos compraba luego churros.
--¿Aún va a la feria de ganado?
--Sí, pero no tiene nada que ver. Aquellas sí que eran buenas. Los tratantes negociaban las ventas de burros y competían por llevarse los mejores.
--¿Cómo era es feria?
--Muy distinta a la de ahora. El ganado iba andando por las calles y no en camiones. Pasaban por mi casa, en la calle Gallegos y venía mucha gente de los pueblos. Además los cacharritos eran muy graciosos, y no daban tantas vueltas ni corrían tanto como ahora; había casetas de tiro, en la que daban toritos con pelo, y unas obras preciosas en el Gran Teatro, al que siempre me llevaban.
--¿Cuál era su favorito?
--Me gustaban mucho los caballitos, las voladores, la noria y en el tren de la muerte. De hecho, el tren de la muerte, ahora, con 62 años, me sigue gustando y monto con mi nieta o yo sola si ella no viene. Antes costaba un real, ahora 3,5 euros. Antes había menos cacharritos, eso sí.