Históricamente gafada por parones, retrasos administrativos y contratiempos, la sede vecinal de Hispanoamérica sigue, a día de hoy sin ser una realidad. Eso sí, parece que le queda poco, a juicio de la información -algo confusa por otro lado- de la que ayer disponía el concejal de Obras, Víctor Bazo. Lo último que se sabía de este culebrón municipal es que el ayuntamiento había concedido una quinta prórroga a la empresa Iniciativas para la Construcción y Obra Civil (Incoc), para que la terminara el pasado 31 de diciembre.

El plazo ha expirado y la obra sigue sin acabarse. «No se ha terminado al 100%, no sé si los técnicos se han pasado por allí pero me parece que el acuerdo con la empresa lo vamos a dar por cerrado», decía ayer el edil quien, a tenor de sus declaraciones, no conocía muy en profundidad en qué situación se encuentra el asunto. Sí dijo Bazo que ya no se darán más prórrogas a la empresa y aunque no fue muy concreto, adelantó que el ayuntamiento dispone de una fianza de la empresa de 20.000 euros, además de recursos propios de la brigada municipal, de lo que se tirará para culminar «los remates de electricidad y hormigón» que quedan pendientes. «La empresa está teniendo muchos problemas logísticos», aseveró el edil, quien auguró que en un plazo de 15 días podría estar terminada, aunque tampoco dio por seguro el plazo.

La construcción de la sede de Hispanoamérica se empezó a tramitar en 2004, cuando se solicitó a la Junta la cesión del terreno junto al centro de salud de Moctezuma. Hubo una primera adjudicación, pero las obras no se concluyeron y se paralizaron en 2012. En 2014 se habilitó crédito para acabarlas y el concurso se resolvió en el verano de 2015 con un plazo de ejecución de seis meses. El colectivo vecinal reclama desde 1995 esta actuación.

Ayer, Raimundo Medina, presidente de uno de los colectivos vecinales más antiguos de la capital junto al de Aguas Vivas, confió en que el edificio, ubicado en la calle Teide, tras el centro de salud San Jorge, abra sus puertas lo antes posible. «Queda poca cosa y parece que todo se va subsanando. Creo que en este mes, o a principios de febrero, estará terminada». Medina, indudablemente, ha sido el cacereño que más ha luchado porque este proyecto salga adelante, pese a las piedras que ha encontrado en el camino. «Cuando tengamos la sede no me lo voy a poder creer, después de todos los años que llevamos luchando para conseguirla. A veces uno pierde la ilusión porque no termina de concluirse», decía ayer un Raimundo Medina que concluía con esperanza: «Nos hacemos mayores, así que el sueño de tener una sede vecinal se tiene que cumplir».