Cuando parecía que el cierre definitivo de la fábrica de loza Waechtersbach --una de las últimas industrias que quedan en Cáceres-- era inevitable e inminente, un grupo de trabajadores ha mostrado su total oposición a dicho cierre, detrás del cual estiman existe una "especulación urbanística". Un total de 44 de los 88 trabajadores de la empresa han decidido iniciar acciones para tratar de reflotarla e impedir su desaparición --el resto no se pronuncia o prefieren apoyar la extinción de los contratos, el trámite que falta y que de producirse supondría el cierre definitivo de la planta--.

Entre las acciones iniciadas para intentar su reflotación figura el impulso de un plan de viabilidad que evite el cierre definitivo del centro de Cáceres, "algo que es posible", indicó María José García, miembro del comité de empresa de la fábrica.

El plan de viabilidad que pretende ejecutar este grupo de trabajadores pasa, por el momento, por mantener la actual fábrica, "aunque está obsoleta", para poder seguir atendiendo los pedidos de los clientes, y en el futuro invertir en nuevas tecnologías, "porque nuestro futuro está en seguir ofreciendo calidad y diseño", señaló García.

Para poder hacer realidad su proyecto, añadió, "necesitamos socios, y por eso nos vamos a apoyar en el Plan de Empleo e Industria de la Junta de Extremadura, cuyo principal objetivo es promover el empleo estable y la creación de empresas".

Además, solicitarán una reunión con el alcalde de Cáceres, José María Saponi, "que dijo que si fuera necesario crear una empresa nueva el ayuntamiento nos daría un terreno gratis", así como con el presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, "para decirle que creemos en nuestra empresa y en nuestro producto, y solicitarle su ayuda, pues estamos seguros de que con ella podremos salir adelante".

POSIBLE ESPECULACION Para los trabajadores que se oponen al cierre de la fábrica, "la empresa sí puede ser viable", lo que ocurre, señaló su representante, "es que hasta ahora no se ha querido, y todos los empresarios que han pasado por ella han venido a llenarse el bolsillo de una forma u otra, sin importarles realmente la fábrica".

En el caso de su último propietario, el empresario madrileño Alejandro Rodríguez Carmona, que la compró a finales de 2002 en situación de quiebra, incluso consideran que lo hizo con miras a un "pelotazo urbanístico". La Junta de Extremadura le cedió en Las Capellanías las dos parcelas, de 13.800 metros cuadrados, donde está construida la actual planta de producción, y también una parcela rústica de más de 24.000 metros cuadrados, destinados a edificaciones con fines industriales, "que era lo que le interesaba a Carmona, la posibilidad de adquirir estos terrenos, y no la fábrica en sí".

Ellos están convencidos de que el empresario madrileño intentará hacerse con los terrenos, algo que tratarán de evitar. EL PERIODICO intentó ayer contactar con Alejandro Rodríguez Carmona para conocer su postura, pero fue imposible localizarle.

Por otra parte, estos trabajadores, que ayer presentaron la página web de la fábrica de Cáceres --http://personales.ya.com/waechtersbach -- para que sirva de escaparate hacia el exterior, han puesto también en marcha una campaña de recogida de firmas para buscar apoyos.