Sustenta parte de la economía de estos meses para muchas familias del norte de la provincia, pero este año lo están teniendo más difícil que nunca. Una oleada de robos en explotaciones agrícolas de Piornal y Navaconcejo trae de cabeza a los productores de castañas de la zona, que han denunciado a la Guardia Civil la desaparición de cientos de kilos de frutos en sus terrenos. Los robos no son nuevos, pero sí que se hayan concentrado en la última semana y en terrenos próximos, aunque algunos de ellos alejados de la carretera y con un acceso sinuoso, lo que les indica a los afectados que conocían bien la zona.

"El daño económico es muy importante porque se llevan las de calidad extra y superextra ", indica María Prieto, una de las afectadas por los robos en terrenos de Piornal. Son las más grandes y las que mejor se pagan en la cooperativa. Calcula que las castañas que se han llevado, unos 400 kilos, le pueden suponer 800 euros menos en la recolección de este año, que de por sí no pasará a la historia como una de las mejores. Hay castañas, pero de escasa calidad, porque el sol y la falta de lluvias han dejado los frutos en un calibre medio más bien escaso, por el que recibirán menos de un euro por kilo. Las que les han desaparecido, por el contrario, les habrían supuesto "más de el doble", hasta dos euros el kilo. Pero es que si los autores del robo las colocan directamente al consumidor, podrían llegar a venderlas "hasta por cuatro euros el kilo", cuenta.

Controla cada uno de los castaños de su explotación, a la que acude casi a diario desde finales de septiembre y de la que cada año saca entre 4.000 y 5.000 kilos de castañas. La recogida se ha adelantado esta temporada por la climatología y tanto María como su marido pasan en la explotación varios días a la semana, hasta la puesta del sol. Los que no van, están seleccionando las castañas y separándolas por tamaños.

Solo acuden ellos y no es un terreno accesible, por eso una mañana les sorprendió ver la zona llena de huellas. "Al principio pensamos que eran de cazadores, porque hay un jabalí que está causando daños", cuenta. Pero esa idea desapareció en el momento en el que llegaron a la zona en la que están los seis mejores castaños de la explotación. "Había muchas más pisadas y enseguida vimos que habían desaparecido los frutos", cuenta. No todos, eso sí, solo los más grandes, que además son los más fáciles de recoger, porque se desprenden solos del erizo --la piel que recubre al fruto--. Las castañas pequeñas, por el contrario, a pesar de ser las que menos rentabilidad ofrecen, son las más laboriosas porque hay que extraerlas con pericia del cascarón.

Habituados a robos de este tipo, avisaron a la Guardia Civil y poco más, porque ya les advirtieron de que dar con el autor no sería fácil. Pero al comentarlo en una reunión rutinaria de la cooperativa comprobaron que su caso no era --ni mucho menos-- aislado. Como ellos hay al menos otra decena de productores afectados en la última semana. "Todos los años pasa, pero lo de este es tremendo", lamenta la propietaria, que teme encontrarse con sus castañas malvendidas de forma ilegal.

Cierre del Temblar

Precisamente robos como estos son los que hace unos años determianaron el cierre del paraje del Temblar, uno de los más singulares del valle del Ambroz y que a pesar de encontrarse en una finca privada se puede visitar durante buena parte del año. El pado 1 de octubre, las hermanas Villares Blázquez, propietarias del terreno, comunicaron que la zona se cerraría al público hasta el 10 de enero. La razón no es otra que la de evitar la picaresca de aquellos visitantes que, tras recorrer el paraje, regresan con un puñado de recuerdos y junto a ellos, pequeñas viandas; también para hacer frente a aquellos que aprovechan el libre tránsito por la zona para hacer caja después.