El desafío de Paco Carrillo dura ya dos años. No es fácil en los tiempos que corren pero Carrillo debe tener en su mano, cuando menos, una varita mágica como para hacer que su Cerco de Numancia haya recorrido durante este tiempo los festivales de Mérida, Almagro, Chinchilla y se haya paseado por teatros y yacimientos romanos de toda España. La clave, seguramente, está en haber sabido hacer contemporánea la obra de Cervantes en la España actual. No es ya solo poner en escena lo que supuso el sacrificio de los numantinos con el dominio de Roma sobre la Iberia sino esa aproximación a las Numancias de hoy en forma de insultantes desahucios, crisis trepidante, ofensa a los refugiados o incertidumbre en Oriente Medio. Y eso lo consigue Paco Carrillo con esta adaptación maravillosa de Florián Recio y un elenco de nueve actores (Fernando Ramos, Paca Velardiez y David Gutiérrez, entre ellos) que esta noche llegan al Festival de Teatro Clásico de Cáceres (22.30, 10 y 12 euros) y que suponen el estreno de la plaza de San Jorge como escenario de la XXVIII edición que encara esta semana su recta final.

Carrillo y la compañía Verbo Producciones ya habían triunfado con Los Gemelos y ahora esperan hacer lo propio con su Viriato en el Clásico de Mérida. Entretanto sorprenderán al espectador cacereño con ese coro griego como vehículo de crítica social, magnífica escenografía de Damián Galán, vestuario de Maite Álvarez y música de La Octava. Y todo eso pese a los versos alejandrinos de Cervantes, que parió una obra tan sublime como complicada y de muy difícil lectura. Pero no hay obstáculos cuando de rescatar la esencia se trata. La compañía sigue el desafío y, afortunadamente, no pierde el vértigo, que San Jorge es mucho San Jorge.