"Nunca más", dijo Pablo Guerrero. "Nunca más", repitió Marisa Gómez. El cantautor extremeño y la alcaldesa de Navas del Madroño utilizaron el mismo alegato final que hizo famosa la catástrofe del Prestige para decir no a la guerra y menos aún al olvido en el acto de entrega de los premios Máximo Calvo de la Memoria Histórica que se celebró anoche en Cáceres.

Los premiados y la causa: Pablo Guerrero, por su voz revolucionaria por la libertad; Navas del Madroño, por la masacre sufrida en las navidades de 1937 en la que murieron 73 vecinos; y Antonio Canales, el alcalde socialista fusilado la misma Navidad del mismo año. El premio: un pequeño olivo de plata y una sentida ovación de los socialistas cacereños, entre ellos, Juan Andrés Tovar y Ramón Ferreira.

Huérfanos de la guerra

En los tres premiados simbolizó ayer la izquierda cacereña el derecho a recordar a sus víctimas de la guerra civil, a sus olvidados por el "fascismo" --dijo Guerrero--. Víctimas como aquellos 150 huérfanos que dejó la matanza de Navas del Madroño y que marcó generaciones enteras de vecinos.

O víctimas también como Antonio Canales. Sus nietos, Marcelo y M José, recogieron emocionados el premio a la lucha por la libertad del abuelo "humilde, generoso y trabajador" que no conocieron.

Pablo Guerrero dijo no sentirse merecedor del premio, porque lo único que hizo fue "prestar la voz y aglutinar a los jóvenes creando espacios para sentirnos más libres". La alcaldesa de Navas, que recogió el galardón en nombre del pueblo, añadió a su "nunca más" la palabra "rencor".

Quien faltó fue el diputado popular Tomás Martín Tamayo, distinguido con el premio a la desmemoria histórica. Recibió, aún así, un aplauso.