Una sociedad como la actual, carente de valores y ayuna de referencias sólidas, tiene en el símbolo de la Cruz un cúmulo de certezas que el obispo de la milenaria diócesis de Coria-Cáceres, Francisco Cerro Chaves, ha resumido hoy en amor, perdón y sentido de vida como antídoto del dolor de los excluidos.

Un llamamiento a la cercanía, comprensión y ayuda hacia quienes se encuentran "en todas las periferias existenciales como nos recuerda el Papa Francisco", a quienes "se sienten pisoteados en su dignidad" sin trabajo por la crisis o a quienes sufren países en guerra, ha formulado el prelado en una mañana luminosa.

Francisco Cerro, obispo de Coria-Cáceres desde 2007, se ha reencontrado en la Plaza Mayor de Valladolid -escenario de este multitudinario sermón que es uno de los actos centrales de la Semana Santa- con la ciudad donde residió desde 1989 hasta su ordenación episcopal, y en la que desempeñó una ingente labor de apostolado.

Las continuas referencias al mensaje que el Papa Francisco ha lanzado durante su primer año de pontificado, en favor de los excluidos y marginados, han salpicado las reflexiones del prelado extremeño en este Sermón de las Siete Palabras, recuperado en 1943 y heredero de las prédicas de los siglos XVI y XVII que albergaba Valladolid, en ese mismo lugar, cada Viernes de la Cruz.

Fiel al credo social del Papa, monseñor Cerro ha situado al doliente en el eje de la Iglesia y asociado su sufrimiento a la Pasión de Cristo.

Una octava palabra ha introducido el predicador ("La herida del corazón abierto"), la de quien sufre en silencio, a lo largo de una breve meditación de menos de una hora en la que se ha referido al concepto de la Nueva Evangelización, introducido por Benedicto XVI y continuado por Francisco, como la disposición del cristiano, sacerdote o laico "a saciar al sed de los que se le acercan".

Siete monumentales pasos con cristos tallados por Gregorio Fernández, Francisco del Rincón y Pompeyo Leoni han escoltado el púlpito del predicador para subrayar, con su catequesis de madera policromada, el sentido de aquellas otras palabras o frases que el Hijo de Dios pronunció durante su agonía y cada una de las cuales ha motivado una reflexión del obispo cauriense.

De una de esas frases ("Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen") se ha servido el prelado para constatar, como una realidad de nuestros días, que a la gente le cuesta perdonar porque no sabe hacerlo ante la ausencia de referentes o modelos.

Al igual que hacían los judíos que entraban en el campo de concentración de Auschwitz, Jesús entonó en la Cruz el Salmo 21 cuando pronunció: "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado", pero no como una queja, sino como una metáfora de que el pecado se halla lejos del supremo creador.

Su hijo cargó en la Cruz con los pecados del hombre, como muestra de amor y consideración terrenal, la misma humildad que adorna a la Iglesia, ha analizado delante del arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, entre otras autoridades presentes.

Nacido en Malpartida de Cáceres el 18 de octubre de 1957, monseñor Cerro fue ordenado sacerdote en Toledo. Es doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca y en la Pontificia Gregoriana de Roma se licenció y doctoró en Teología Espiritual.

Durante los últimos años, el Sermón de las Siete Palabras ha estado protagonizado por cardenales, obispos y arzobispos como el de Valladolid, Ricardo Blázquez (2011); el emérito de Sevilla, Carlos Amigo (2010); el obispo de León, Julián López (2009); el emérito de Pamplona, Pablo Sebastián (2008); y los arzobispos de Valladolid Braulio Rodríguez (2003) y José Delicado Baeza (2001).