El Sonoracc ha celebrado este fin de semana su segunda edición. Tras el éxito del año pasado, en esta ocasión la organización ha recibido un aluvión de críticas, sobre todo en redes sociales, por parte de los asistentes al evento.

Una de las quejas principales estaban dirigidas a las infraestructuras, en este caso por la ausencia de aseos públicos. En el recinto hípico, además de los baños propios del espacio, solo había seis urinarios portátiles, que estaban saturados por la masificación del evento. Las colas y la suciedad se encontraron con el enfado de los usuarios. Raúl Guijo, director del festival, ha declarado a este periódico que desde la organización se solicitaron 26 baños portátiles al ayuntamiento y solo se recibieron seis.

También ha suscitado muchas críticas el sonido del escenario de Amstel, donde tocaron grupos de primer nivel como Miss Cafeina o Fuel Fandango. Javier Bonilla, asistente al evento, «el año pasado había dos escenarios de primer nivel. Este año, el escenario pequeño parecía de fiesta de pueblo. Se escuchaba realmente mal. A Varry Brava se le cortaba el sonido», explicó.

La mayores críticas se refieren a lo acontecido el sábado. Ese día, a partir de las 3.00 horas, la gente que salió del recinto con la pulsera de la entrada tuvo que pagar 5 euros para volver a acceder a la zona de los conciertos. Ese plus incluía una consumición pero, aún así, este hecho generó el descontento de muchos de los asitentes que pidieron las hojas de reclamación a los responsables. Según la organización, finalmente solo llegó a término una de estas reclamaciones. Guijo alega que esta acción estaba amparada por la ley: «Una vez sales del evento pierdes todo el derecho sobre él. La organización puede cobrarte la entrada íntegra otra vez y eso viene en las condiciones de compra». En las condiciones generales registradas en la página web del evento reza lo siguiente: «Una vez iniciado el evento, se tomará como fecha de inicio el viernes 30 de junio a las 20:00 horas, no se permitirá la salida de evento y su posterior entrada salvo que el asistente adquiera en las taquillas el ticket correspondiente, siendo este ticket válido para un solo uso de salida-entrada». Alberto Martín, estudiante y asistente a los conciertos, dice que «la letra pequeña es un poco ambigua». Además del asunto de las entradas, el sonido y los urinarios, otro de las quejas se refiere a la ausencia de gradas y zonas de descanso.

Guijo, director del festival, dice que han perdido dinero, pero que contaban con ello, y asegura que «el ayuntamiento cumplió a medias. En unos días tendremos una charla con las instituciones para ver si quieren que el festival siga en Cáceres. Un evento de este calibre necesita aportaciones de igual calibre», zanja.