El camino hacia la canonización del padre Leocadio Galán Barrena, fundador de la Casa de la Misericordia de Alcuéscar, se acorta. En busca de esta meta se ha hecho ya un largo recorrido, un trayecto que se ha prolongado durante cuatro años, y ahora se abre una nueva etapa que todos esperan tenga un pronto y feliz final.

Era el 12 de mayo del 2001 cuando se abría el proceso diocesano para la beatificación del padre Leocadio, proceso que tendrá su sesión de clausura el próximo 3 de abril. En el acto, que será presidido por el obispo de Coria-Cáceres, Ciriaco Benavente, se guardarán las actas originales debidamente cerradas y lacradas para ser llevadas a Roma a la Congregación para las Causas de los Santos.

El trabajo realizado por el tribunal que hace cuatro años eligió el obispo para tal fin, conseguir la canonización del padre Leocadio, es el que ahora se presentará en Roma.

El proceso a seguir se inicia con el estudio de las actas enviadas por los peritos de la anteriormente citada Congregación que, si procede, darán el decreto de validez al proceso diocesano y se empezarán los estudios en orden a probar si en dicho proceso consta probado que Leocadio Galán llevó una vida ejemplar, practicó las virtudes cristianas en grado heroico y si goza de fama de santidad. Y si la prueba es favorable pasará al Papa, que en Consistorio publicará el decreto sobre las virtudes heroicas practicadas por el padre Leocadio.

"Esperemos con fe y esperanza que se pruebe que por intercesión del padre Leocadio se ha obtenido un milagro y se conceda pronto su beatificación", señala el padre Crescencio Palomo en la hoja informativa Siervos de Dios. A lo que el padre Franciso Javier Roero añade: "Es momento de acción de gracias y de pedir al Dios del cielo por su pronta beatificación, y que todo el trabajo de postulación en Roma sea ágil y de buen provecho espiritual para todos".

Vida de entrega

Nacido en la localidad pacense de Calamonte el 24 de febrero de 1910, el padre Leocadio Galán fue el fundador de la Orden de los Esclavos de María y de los Pobres, además de serlo también de la Casa de la Misericordia de Alcuéscar, localidad a la que estuvo fuertemente vinculado y donde el 27 de enero de 1990, a punto de cumplir los 80 años, murió.

Son muchos los méritos que para la santidad se le imputan. De él se recuerda que siempre "luchó porque los pobres fueran siempre los señores, y para ello no escatimó ni tiempo, ni sueño, ni lugar, ni enfermedad..., en el convencimiento de conseguir hacer de su casa el palacio de los pobres".

Sus primeros años fueron duros. Con una España dividida y sumida en la crueldad de la Guerra Civil comenzó su labor entre los más desfavorecidos. Se entregó de forma especial al apostolado de los niños, y la juventud rural y campesina. Pero su labor se fue poco a poco ampliando y también los ancianos participaron de ella.

Su obra se extendió por numerosas localidades y zonas de España, donde llevó "apostolado, pero también misericordia, humanidad, esperanza y entrega para todos".