Muy cerca de la jubilación, Francisco Carrasco, con 70 años, puede presumir del récord de haber cumplido 52 años de trabajo en Payvi, una camisería convertida en uno de los establecimientos más clásicos de Moret. Lo peor de la calle, dice, han sido los graffitis . "Es lo más prioritario que hay que atender", apunta tras haber perdido la cuenta de los años que lleva soportando que ensucien su fachada. "Aunque denunciemos, continúa pasando. ¿Para qué nos limpian las fachadas si al día siguiente nos las pintan otra vez?", se pregunta indignado.

Para Francisco Carrasco, que destaca las ventajas del centro comercial abierto, haría falta otro párking más en la zona para dar facilidades de aparcamiento a los clientes que también llegan de municipios cercanos. A este trabajador no le disgusta el proyecto de levantar uno en la plaza Marrón, aunque opina que también se pueden estudiar otras ubicaciones.

Veterano en el negocio de la venta de ropa para caballero, principalmente camisas y trajes, Carrasco refleja con su trayectoria la historia viva de Moret. Se jubilará con la ilusión de haber visto evolucionar una de las calles más comerciales de la capital cacereña y de vestir a más de un exalumno del colegio San Antonio, ya desaparecido de la calle Margallo. Este trabajador ha sido también notario de cómo cambiaba de pavimento, se abrían y cerraban negocios pero, por encima de todo, se ha convertido en testigo de su vida diaria.