Son casi las diez de la noche en la comisaría cacereña. El frío de noviembre acompañará a los policías que se disponen a hacer el cambio de turno. Tienen por delante 10 horas de trabajo y media ciudad que vigilar. De la otra mitad se encarga la policía local. Una docena de agentes de la policía nacional no duermen para atender cualquier incidencia. Tres patrullas dobles peinarán las calles y el resto permanecerá en la comisaría. Los agentes Carlos y José ya están preparados para su particular vigilia nocturna. "Iremos en una combi --modelo de Renault Kangoo--. Tiene más capacidad que un zeta, para cinco policías", explican.

Carlos trabaja desde 1986 en la policía y José, desde 1977. Viajan juntos desde hace varios años y reconocen que hay compañeros que llevan toda la vida compartiendo turno. "Nos damos compañía y es más seguro en caso de peligro", añaden.

La ventana del conductor está abierta y la actividad cotidiana en la ciudad empieza a decaer. Son las diez y media y el zeta enfila la avenida de Alemania para dirigirse a Aldea Moret, una zona que uno de los policías define como "la más conflictiva" en la que, añade, siempre hay un vehículo policial de guardia. "Nosotros estamos para prevenir el delito y ayudar al ciudadano si lo necesita", subrayan.

Una labor sacrificada

Pero este oficio no es de color rosa. "Algunas veces nos insultan, pero normalmente la gente te agradece el trabajo que haces. Sólo con que me den las gracias me doy por satisfecho", dice Carlos, un agente experimentado en el área científica, que ahora hace labores de calle desde que llegó a Cáceres procedente de Guadalajara. Su colega José se ha pasado media vida laboral atendiendo a los ciudadanos en la oficina de denuncias, además de hacer otras funciones como escolta.

En la calle Ródano, en el barrio de La Esperanza, hay jóvenes que cruzan de un lado a otro y que se esconden en los portales sin luz cuando ven pasar el vehículo de la policía, la combi . La patrulla les mira y sigue hacia adelante. Nada que haga sospechar que estén pasando droga, algo que los policías sí reconocen que ha ocurrido en el "famoso" bloque C de Ródano. Muy cerca, otro grupo se reúne en torno a una hoguera en un descampado frente a las viviendas sociales de la calle Germán Sellers de Paz.

La noche es tranquila, pero surge el primer sobresalto: "H-20 para zeta uno. Diríjanse a la calle Andrés Valiente, en La Mejostilla. El propietario de un bar afirma que le han robado una máquina que tenía en la calle". La sala del 091 ha lanzado el aviso. Los policías varían su ruta y, desde la plaza Mayor, se dirigen hacia la zona norte de la ciudad. Uno de los dueños del

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