Trabajaron juntos en Extremadura y en Madrid. Rüll Delgado, coordinador de LaRaro 12, y componente de la compañía La escalera de tijera, relata para El Periódico el tiempo en que trabajó junto a Pedro Aunión Monroy (Madrid, 1975), uno de los artistas que formaban parte de los espectáculos del Mad Cool, fallecido el pasado viernes en la segunda jornada de este festival que se celebra en la capital de España tras precipitarse al vacío de un cubo en el que se contorsionaba desde unos 28 metros de altura. Sostenido por una grúa, mostraba su destreza al ritmo del ‘Purple Rain’ de Prince hasta que se descolgó del cubo. Un equipo médico intentó una larga reanimación cardiopulmonar pero el acróbata falleció poco después.

Rüll Delgado conoció al artista hace unos seis años cuando éste obtuvo una beca de residencia en La Nave del Duende de Casar de Cáceres, institución que facilita a los creativos la estancia en un espacio ideal para sus ensayos y que es lo más parecido a un teatro. Normalmente quienes disfrutan de la beca ofrecen un taller. El de Pedro Aunión era de Danza Vertical y así fue como ambos se cruzaron en camino.

Poco después, en 2010, Aunión organizó otro taller en la Noche en Blanco de Madrid. Había que hacerlo desde el Edificio Europa, a unos 40 metros sobre el suelo. El coreógrafo ya contaba con una cantante, dos bailarinas y con el prestigioso violinista Ara Malikian, pero necesitaba a dos alumnos más y no dudó en llamar a Rubén Adrián y al propio Rüll, por su destreza, sus habilidades, capacidades y buena forma física. Tras dos semanas de ensayos y preparativos bordaron el show en el que trabajaron deslizamientos, disciplinas de gomas y también danza en pareja.

«Pedro era un tío muy intenso y sensible. Como director era una persona que generaba una especie de amor odio, porque estaba el Pedro director, que era duro y exigente a nivel físico y mental, y luego el Pedro social, agradable y encantador», relata Rüll.

Tras la experiencia en Madrid, ambos volvieron a coincidir en la cabalgata de Reyes de Cáceres del año 2012, donde trabajaron juntos en un espectáculo de acrobacias. «Era muy buen profesional, con mucha técnica, un estilo muy particular, era muy efectista y muy rápido a la hora de componer. Se formó en Argentina, durante la crisis estuvo en Londres y yo tenía pendiente traerlo a Cáceres para unos talleres de danza vertical, pero todo se ha quedado en el tintero. Pedro quería que todo quedara perfecto. No sé si lo que ha ocurrido es un fallo humano o técnico, tampoco me apetece hablar de eso por respeto a la memoria de Pedro y porque no sé de quien es el error . Ahora solo sé que su muerte nos ha dejado desolados».

Entretanto, Rüll guarda con cariño el recuerdo de quien le brindó la posibilidad de participar en una de las más fascinantes experiencias de danza, alguien con quien compartió escena, cuerdas y paredes.