Cáceres, 20-8-1973. Joya oculta de esta ciudad: enciclopedia andante sobre música, cerebro publicitario y mucho más.

--¿Cáceres es tan aburrida como dicen?

--Más que aburrida, es un poco cutre. Si no fuera por los que combaten esto cada día, diría que nuestro destino es implosionar y desaparecer en mitad del universo con el mismo efecto que hacían las teles antiguas al apagarse. Una especie de "ssshuupp".

--¿Cuál es su rincón favorito?

--Suelen estar en determinados establecimientos donde despachan bebidas. También es verdad que un viernes de madrugada, con el barrio en silencio, viendo un Lakers-Oklahoma... a veces pienso que no hay mejor sitio en Cáceres que el sofá de mi casa.

--¿Y su recuerdo predilecto?

--Se me amontonan los recuerdos de grandes conciertos. No podría decidirme por ninguno. Bueno, sí. Recuerdo estar en Vitoria y cruzar cuatro frases con Tony Garnier, mano derecha de Bob Dylan durante 30 años. Fue como estar con un apóstol.

--¿Qué sería lo primero que haría si fuese alcalde?

--Dimitir. Temo el día en el que me toque ser presidente de mi comunidad... Si mi dimisión fuera rechazada, decretaría el 18 de mayo como Día Mundial de Big Joe Turner. ¿Qué pasa? ¿Es mejor una ciudad del pádel?

--¿Aprendió algo trabajando en una tienda de discos?

--A poner la alarma antes de salir. Ahora en serio: a finales de los 90 todavía se podía recaudar 60.000 pesetas en un día corriente. Eso son muchos discos de Extremoduro. Me dejaron solo al cuarto día, así que tuve que adquirir mucha responsabilidad con los horarios, el dinero, los pedidos, ser amable con la clientela... y ahora puedo recitar la discografía de Neil Young en orden cronológico.

--¿Y al lado de Paco Movilla y Javier Remedios en Creaerte?

--Espero haberles devuelto con trabajo tanto como ellos me enseñaron. Parezco Guardiola diciendo esto, pero así lo siento.

--¿Qué tal ahora en 'Avuelapluma' con la gente de Conrado?

--Lo mejor que me podía haber pasado. Tenemos mucho por hacer y haremos. He podido rediseñar el semanario. Es como un regalo del destino, y de estos tíos, teniendo en cuenta lo mal que me fue estudiando Periodismo en Madrid. Por otro lado, aquí sabes cómo vas a empezar el día, pero no cómo lo vas a acabar. No hay mejor desafío profesional que este. Y te ríes un montón.