Ha hecho fusión de la copla y ha conseguido que sus canciones traspasen la frontera cacereña. A punto de que su segundo disco salga al mercado, la mejor abanderada de la herencia musical del maestro Solano, se destapa sincera y sin tapujos en esta entrevista. EL PERIODICO se metió en la cama de Pilar Boyero y ella, solo cubierta por un mantón de manila, nos regaló su rojo, rojo clavel .

--No sabe cuanto tiempo llevaba soñando este momento...

--(Risas) ¿Ah, sí? No me lo puedo creer, qué mentiroso, si somos amigos y tomamos copas juntos.

--Y resulta que, después de tanto soñarlo, usted está ahí tumbada en la cama y yo aquí con cara de poker...

--(Carcajada). La idea de la cama fue tuya, o sea que es verdad que deberías haberlo soñado porque queda divina...

--¿Pilar, por qué el universo femenino es tan sensualmente amplio y el masculino se reduce a dos, tres o cuatro segundos?

--Creo que la sensualidad, como el atractivo, tiene que ver --y tú bien lo sabes-- con la inteligencia. Las mujeres somos muy sabias a la hora de utilizar esas armas que tenemos para parecer mucho más sensuales. Y luego hay una serie de condiciones físicas y atributos: tenemos tacones, medias con red y tenemos escotes. ¡Es que eso no lo tenéis vosotros!

--Dejémonos de pamplinas y vayamos al grano ¿dónde le gusta que la miren, a los ojos?

--Me gusta mucho que me miren a los ojos, pero también, no voy a ser cínica: me gusta mucho que me miren el escote, y me gusta que cuando me levanto me miren por detrás.

--¿Y yo que le iba a preguntar por qué hay tantos que la miran al escote?

--(Risas). Primero porque es un escote que yo no disimulo, al contrario, potencio mucho. Y, bueno, ¿supongo que lo tendré bonito, no? o eso me dicen.

--La recuerdo en sus comienzos, tímida y encorsetada, ¿cuando descubrió que era mejor soltarse la melena?

--Cuando comprendí que así se avanza muchísimo más. No se puede ir por la vida encorsetada. Soy una mujer muy libre. Empecé a cantar hace 16 años, era una cría, y pensé que tenía que lanzarme y comerme el mundo, y para comerte el mundo hay que ser muy, muy, muy libre, y olvidarte de corsés, de barreras, de límites, y a mí no me ha ido mal.

--¿La copla no es un poco facha para lo rojísima que es usted?

--(Carcajada). La copla no es nada facha, la copla es una canción del pueblo, y el pueblo no es facha, y el pueblo sufre, y el pueblo ama, y se toca, y se acaricia, y se huele, y eso es lo que manifiestan las coplas. Ha habido canciones como Rocío , que triunfó durante la Segunda República y luego se siguió cantando en los dos bandos, lo que pasa es que, evidentemente, la dictadura franquista --como era el género que en aquellos momentos triunfaba-- la manoseó y casi la meó como un perro a su dueño, como muy bien decía Carlos Cano. Eso ha ocurrido con la copla.

--¿Y lo de rojísima?

--¿Te das cuenta que no te he puesto ningún límite? ¡Pero si es que ya se me ve el plumero! Pues sí, soy una mujer muy de izquierdas, he de reconocerlo, y considero que dentro del mundo de la copla ha habido gente muy de izquierdas que han sido realmente los que han sabido trasladarla o continuarla: Carlos Cano ha sido el puente, la unión, el intelectual que ha hecho que muchos de izquierdas o mucha gente que nunca se había acercado a una copla disfrutara con La bien pagá . Pero ha habido muchos otros: Miguel de Molina, García Lorca (que fue el primero que presentó un espectáculo de copla)... Soy una mujer de izquierdas porque lo he sido desde muy pequeñita y para mí es imprescindible, no quiero que se me olvide nunca de dónde vengo ni quién soy.

--¿Es un icono del mundo gay?

--Mi madre dice: ¡Hija mía si es que todos tus amigos son gays! La copla siempre ha atraído muchísimo a los gays. Quizás porque somos unas mujeres muy femeninas. Ellos se ven, no reflejados, pero sí ven una parte que les gusta; para ellos es un mundo muy atractivo. Y luego las canciones son realmente buenas, con un punto muy desgarrado, que a la gente que siente tanto nos gustan mucho.

--A lo suyo le llaman copla fusión: Tú me pones a cien, me lo paso muy bien, cuando estoy a tu lado mi corazón va acelerado , dice una canción suya...

--Yo soy de acelerarme mucho (ríe a carcajadas). Creo que esa letra es más significativa de mí, de la forma que yo tengo de ver la vida, que de la fusión. Pero sí, pienso que la copla, y hace unos años que abogo por ello, ha estado castigada y maltratada. Y siempre he defendido la fusión porque, evidentemente, la forma que yo tengo de ver María de la O no es lo misma que tenía mi amiga Mari Fe de Triana, que es la mejor. Pero yo ya tengo otra edad y tengo otro momento, y otros gustos y otros criterios. Y para que eso pueda avanzar es necesaria la fusión, pero sin olvidar que para llegar a esa fusión tienes que haber bebido mucho de Juanita Reina, de Mari Fe de Triana, de Concha Piquer, de Miguel de Molina...

--Pero al final la copla es la copla, y si no que se lo digan a esta otra canción suya: Me miraste, me miraste, y toda mi noche oscura de penas ardió de lucero...

--¡Qué bonito! Me embrujaste, me embrujaste, y un río de coplas cantó por mis venas tu amor verdadero (canta y hace un silencio). Creo, con todos mis respetos, que muy pocas letras se han escrito tan salvajes como la copla: cuando las mujeres dicen Mátame de pena, pero quiéreme, échame a los ojos un puñao de arena, ábreme las venas... , que la gente dice: ¡es que es tan machista! y yo les digo: pero bueno, si la copla no entiende de hombres ni de mujeres, la copla entiende de amor y de pasión, y por supuesto de sexo, para qué lo vamos a obviar. Una mujer como Lola Flores, ¿qué iba a querer?, que la amasen, y cada uno tiene muchas formas de amar, pero eso no quiere decir que sean machistas. Si yo le pido a alguien que me eche a la cara un puñao de arena o que me escupa o que me abra las venas, no quiere decir que sea machista, quiere decir que soy muy salvaje en el sexo.

--Ande, dedíqueme su clavel...

--Te dedico a tí mi clavel, ¡que me estás llamando de usted y nos vamos a ir a Cañadul ahora mismo a obviar todo esto! (más risas). Y te lo voy a dedicar diciéndote que mi rojo clavel es siempre tuyo, por lo que me quieres, por lo bien que me tratas y por el cariño que siempre me manifiestas.