Se puede atravesar, pero a partir de ahora será más difícil detenerse en la plaza Mayor, que queda reducida al corredor bajo los soportales. El 18 de octubre era la fecha acordada con los hosteleros para que retiraran los veladores, con el fin de que las obras de la plaza se extendieran al espacio que han ocupado este verano, y eso fue lo que se hizo ayer. Desde primera hora de la mañana, los operarios de Placonsa iniciaron el traslado de las lonas negras que delimitan el perímetro de la intervención, mientras una máquina comenzó a abrirse paso en la nueva franja, retirando las placas de granito de la zona más próxima a la calle Pintores.

La lona negra se extiende ahora a lo largo de los soportales, única zona de tránsito hasta que concluya su remodelación. Se ha suprimido el paso provisional que permitía cruzar la plaza desde General Ezponda al Arco de la Estrella, y se ha cortado el paso entre las escaleras de acceso a este arco y la oficina de turismo, a la que solo se podrá llegar ahora subiendo esas escaleras. Además está previsto que a lo largo de la semana esta lona se sustituya por otra translúcida en la que se reproducen imágenes antiguas de la plaza Mayor, según señalaron desde Placonsa.

TRES TERRAZAS Diez mesas en General Ezponda compartidas entre el restaurante El Toro y El Pato, 12 bajo los soportales elevados del mesón Torre de Bujaco y otras 11 en la terraza situada sobre la oficina de Turismo, de El Encinar. Son las únicas que se mantendrán de momento mientras continúan las obras. "La empresa nos ha dicho que las obras no afectan a esa zona", señaló la propietaria de este establecimiento, Inmaculada Arroyo, que pretende ampliar la licencia para conservar esas mesas temporalmente. "De todos modos voy a cerrar 15 días en noviembre y 15 en enero", señaló. En cuanto a las demás mesas instaladas, General Ezponda continuará siendo peatonal mientas no termine la intervención "por lo que no hay problema", afirmó Emilio Rey, propietario de El Pato y El Toro; y el mesón Torre de Bujaco solo las conservará "mientras no interrumpan el paso", explicó uno de sus trabajadores.

Mientras estas permanecen, en el mesón Los Arcos apuraban los trabajos para retirar los veladores que mantuvieron hasta el mismo domingo, y también para desmontar las estructuras metálicas de los toldos plásticos que durante años han protegido las terrazas de los locales de la zona baja de la plaza. "Se irán a la chatarra porque ya no podremos usarlos", explicó ayer Juan Román, propietario de Los Arcos. La malla que protege la zona de la intervención cubrirá también esta zona una vez que acabe el desmontaje de la estructura metálica que soporta los toldos.

Por delante quedan cinco meses de trabajo, el tiempo que resta para que llegue la fecha fijada por la alcaldesa y presidenta del consorcio, Carmen Heras para terminar los trabajos, según el compromiso que alcanzó con los hosteleros en la reunión de septiembre. Mediados de marzo del 2011 es la fecha límite para ver la nueva imagen de la plaza Mayor.