Una protesta de cerca de cien radicales vascos obligó ayer a activar un amplio despliegue policial en los aledaños del Centro Penitenciario de Cáceres. Los proetarras exigían el aumento de las visitas a los seis presos de ETA que permanecen internados en la prisión cacereña.

Según explicaron ayer los organizadores de la manifestación, que se desarrolló sin incidentes, los etarras se encuentran en huelga de hambre "indefinida" desde hace un mes "por la situación de aislamiento" que sufren. Los manifestantes, que llegaron en su mayoría en autobús al centro penitenciario a las once de la mañana, enarbolaron ikurriñas y desplegaron pancartas en euskera frente a la cárcel cacereña.

A continuación, se situaron en una zona situada enfrente de la prisión, junto a la carretera de Trujillo, desde donde lanzaron cohetes, algunos de los cuales cayeron dentro del recinto penitenciario. La policía se vio obligada a multar al vehículo que portaba la megafonía por situarse junto al arcén de la N-521.

FUERTE DISPOSTIVO Alrededor de una veintena de agentes, entre policías nacionales y locales, vigilaron los aledaños de la prisión. Ocho policías se situaron frente a los manifestantes.

Los organizadores de la protesta, entre los que se encontraban numerosos familiares y amigos de los presos, consideraron "una venganza y un castigo" que a los etarras que les hayan reducido a 12 las visitas de amigos por año. Un portavoz de los manifestantes afirmó haber logrado un encuentro con el subdirector del centro penitenciario.