Fue alto cargo de la Junta, responsable de programas en Canal Extremadura y ahora cobra el paro. "Ahora soy libre y pobre, pero muy libre", asegura Marce Solís que, con 46 años cumplidos, recupera a Nicholas Manga, su alter ego artístico para exponer en el pub Cañadul (Madrila Alta) una docena de cuadros con la muestra titulada Estampas, santos y cromos .

"Me considero un agitador cultural, no un artista", afirma Solís, uno de los fundadores de la compañía LaBotika y, desde hace unos meses, entre bambalinas en el espacio de arte y acción Belleartes. Aunque siempre le ha costado descubrir sus cartas, admite que esta nueva etapa ha supuesto "un reencuentro" con su faceta más creativa, como reconocen sus amigos. "Me gusta mucho el manga japonés. Por eso lo utilicé como seudónimo", explica el pintor, que insiste en que la exposición en Cañadul no tiene mayores pretensiones que ser "un divertimento".

Pero, ¿por qué en un bar y no en una galería?. La respuesta es clara: colaborar en la celebración de los 20 años de Cañadul. Y es que Marce Solís tiene claro que "nunca expondrá en una galería seria", asegurando que esta exposición "pegaba en un bar porque es un poco irreverente en un momento en el que falta libertad creativa". Líderes mundiales como Lenin o Mao e iconos religiosos para recordar, dice, su educación "muy religiosa, rodeado de estampitas". Por su cabeza también planeó la idea de incluir a una política extremeña de la que prefiere no revelar la identidad, pero decidió no hacerlo finalmente "para no meterse en más líos".

Una etapa nueva

Dice el autor que lo pasó "muy mal" cuando abandonó la radio autonómica "por decisión propia" y afirma que "hasta ahora que no se había dado cuenta de que ser tan libre no es posible". Solís va más allá y dice, tras su paso por la Consejería de Cultura, que "la vida pública te ciega y, cuando sales de ella, no es todo tan libre como te hacen creer desde fuera". Añade que en este último año se ha dado cuenta de que ser libre "también acarrea sus consecuencias" y aclara que, "por ser crítico con la política cultural" lo ha sufrido en sus carnes.

Hacía diez años que Solís no exponía en Cañadul. Aún recuerda aquella exposición y reconoce que su estética se ha mantenido durante este período, aunque con menos tiempo dedicado al collage y el fotomontaje y ahora más para el vídeo. Las obras de esta nueva muestra pertenecen a los últimos cuatro años. "Ahora soy un mercenario. Donde me llaman, voy", asegura para reafirmar que se siente más vivo en esta etapa. Nicholas Manga o Marce Solís, los dos siguen siendo espíritus inquietos.