Periodista

Es frecuente que las rotondas de acceso a la ciudad se conviertan en auténticos mercados de abasto por los continuos accidentes que se producen en estos lugares. Del mismo modo, es ya habitual ver cómo algunos cargan con kilos de naranjas, patatas o tomates nada más producirse el vuelco de un camión. Ayer le tocó el turno a un vehículo lleno de cerdos, lo que sin duda dificultó el trabajo a estos insaciables consumidores, que cuentan por arrobas sus económicas ´compras´. Según los expertos, las glorietas son el mejor sistema y el más barato para dar fluidez al tráfico, al reducir la velocidad de los vehículos que transitan por la zona. Sin embargo, a muchos les queda la duda si esto realmente es así. Y para colmo, sólo basta observar que los peraltes ponen en aprieto a los conductores que ven cómo la compra del Eroski, huevos incluidos, chocan bruscamente con el lateral derecho del coche. Si algún huevo se escapa de la masacre no pasa nada, porque las bandas de frenado se encargan de que comamos, otra vez, tortilla de...

El asunto es reducir la velocidad de los vehículos que transitan por la ciudad y si no hay baches que frenen a los ´carlosainz´, se crean.

A lo largo de toda la tarde de ayer, el camión volcado fue el tema de conversación de cuantos cacereños se iban al híper a hacer la compra; otros lamentaban que fueran cerdos vivos. ¡A ver cuándo jamones bien curados!, exclamaba desde una loma cercana un joven ya acostumbrado a tirar de un carrito ´mangado´ del Carrefour. Y es que, para lo bueno o para lo malo, la desgracia de unos es el consuelo de otros.