Sara Vicente lleva los números en los genes. Su madre es profesora de Matemáticas y su padre, "de algo raro también de números", confiesa la joven, que acaba de finalizar segundo de ESO en el IES Norba Caesarina. El progenitor imparte Economía en Formación Profesional. Por suerte, a la niña números le gustan "desde que era pequeña".

Siendo así, no es de extrañar que Sara haya sido uno de los tres extremeños en la Olimpiada Nacional de Matemáticas 2015, en la que 61 estudiantes de todo el mapa español han puesto a prueba sus habilidades con los números. La sede elegida era este año Huesca, pero para llegar allí, Sara pasó antes una fase comarcal y regional en la que compitió con otros alumnos extremeños. La fase comarcal fue en abril y ahí se seleccionó a los 30 mejores representantes para la olimpiada regional. Todos ellos se midieron en una segunda fase de la que salieron los tres nombres que han competido en la fase nacional que se celebró a finales de junio. "Lo peor ha sido la comida y el calor, hemos pasado mucho calor", recuerda esta joven cacereña del transcurso de las pruebas que la han elevado el olimpo nacional de los números. "Pero lo mejor fue todo lo demás, los compañeros, el viaje en Ave, las actividades, las excursiones que hicimos-", cuenta.

"Fue un poco difícil, especialmente el último ejercicio, era muy complejo", reconoce la joven que, humildemente, asegura que no se vio ganadora en ningún momento. "No sabía cómo me había salido y no me esperaba ganar", insiste. Así que la sorpresa fue aún mayor cuando su nombre estaba entre los ganadores de la competición nacional y no dudó en compartirlo inmediatamente con la familia y, como no con su profesor de Matemáticas del instituto. "Se ha puesto muy contento", decía poco después de comunicarle la noticia.

Una relación natural

La relación de Sara con los números es natural. "Me gustan, pero no les dedico mucho tiempo, solo si me mandaban deberes en clase", explica sobre el trabajo periódico para dominar una materia que a muchos se les atraganta. Sí confiesa que para la Olimpiada ha entrenado de un modo especial, realizando ejercicios de olimpiadas de años anteriores. "No les dedicaba horas, hacía algunos ejercicios, aunque los de la olimpiada eran mucho más difíciles", confiesa. Y que se puso nerviosa antes de iniciar la prueba, algo que asegura que no le sucede ante un examen.

A Sara le gusta manjar los números, sí, y también leer, la informática, el fútbol ("me gusta jugar, pero no practico mucho", dice) y editar cortos que graba con su cámara. Actividades muy dispares que, a sus 13 años, no cree que marquen su futuro académico y profesional. "Me gustaría hacer Medicina, pero aún no lo tengo decidido del todo", dice. Sí aclara que estará en el mundo de la ciencia, aunque aún debe pasar muchas hojas del calendario para llegar a ese punto.

Por el momento ella se detiene en las semanas de vacaciones que le quedan por delante. "Las vacaciones, la playa y la piscina...", dice. Pero no pierde de vista que hay una Olimpiada Matemática para alumnos de Bachillerato a la que pretende sumarse también dentro de dos años. "En esa además hay una fase internacional", explica emocionada ante la posibilidad de medirse en ese caso a otros malabaristas de números de distintos puntos del globo. Por el momento, la joven va recorriendo la senda. Por cierto, en el boletín de notas de Sara aparece un 10 en la casilla de Matemáticas. No podía ser de otro modo.