«Estábamos en la segunda planta cuando hemos empezado a notar el humo. Hemos querido bajar corriendo a la calle pero se habían cerrado todas las puertas de seguridad automáticamente. Hemos sentido mucho agobio porque queríamos salir pero intentábamos abrir las puertas y no podíamos, estábamos encerrados», explicaba Gracia Sáez, trabajadora de la limpieza que en el momento del incendio se encontraba en el interior del hospital.

Al conseguir bajar a la calle se encontraron con lo ocurrido. Uno de sus compañeros, Rubén Osma, estaba en el interior de la sala de lavandería, donde se registró el incendio, intentando sofocar el fuego con un extintor; pero el intenso humo le impidió quedarse mucho más tiempo dentro. «Nosotros volvíamos de la hora de descanso y no nos han dejado pasar. Nos han echado porque había mucho humo», explica otra de las trabajadoras de limpieza. Mientras tanto un equipo médico reanimaba a su compañero Rubén. «Él dice que está bien, aunque le cuesta respirar», explicó. Finalmente fue trasladado al hospital San Pedro de Alcántara junto a un policía local y un celador que intentaron ayudarle a salir. Los tres fueron dados de alta por la tarde.

El susto lo compartían todos los trabajadores del hospital. La mayoría bajó a la calle al percatarse del humo. Otros corrían por los pasillos alertando de que había que desalojar. Se vivieron momentos de angustia e inseguridad al desconocer qué era realmente lo que estaba ocurriendo. En Geriatría, por ejemplo, los enfermos se quedaron en las habitaciones.

Quizá la situación más complicada la vivió el equipo de los quirófanos. En el momento del incendio se estaban desarrollando dos operaciones, pero el olor a humo hizo que los especialistas se alarmaran. Enseguida se dio la orden de la necesidad de detener las intervenciones y de desalojar.

En Oftalmología

La operación de uno los intervenidos, de Oftalmología, estaba a punto de finalizar, por lo que los cirujanos se apresuraron en terminarla en pocos minutos y fue trasladado al San Pedro de Alcántara al área de Reanimación. Salió en camilla acompañado de un equipo médico que llevaba todos los utensilios necesarios por si había alguna complicación. El otro paciente, de Cirugía Plástica, acababa de ser anestesiado, aunque su operación no había comenzado. Se tomó la determinación de despertarlo y trasladarlo también al San Pedro de Alcántara, donde permanece ingresado. Aún no ha podido ser operado. «Nos hemos asustado. En medio de la operación hemos empezado a oler a quemado», decía uno de los especialistas que estaba en ese momento en esta segunda intervención.

El humo también afectó a la sala de necropsias, colindante a la dependencia en la que se originó el fuego. En el momento del incendio en ella se encontraba una familia velando a su fallecido. Tuvieron que salir con pañuelos para evitar inhalar humo. Se encontraban nerviosos y afectados. Tuvieron que esperar hasta pasadas las dos de la tarde para poderlo trasladar al tanatorio, ya que a la funeraria no le permitía acceder hasta el lugar.

Por último y como daños colaterales al fuego hubo que lamentar un accidente. Una de las dotaciones de bomberos chocó con un vehículo en la intersección entre las avenidas de España y Virgen de la Montaña. El coche era conducido por una mujer que fue trasladada también al San Pedro de Alcántara y dada después de alta.