La pregunta era obligada. ¿Logrará la Cofradía de Nuestra Señora la Virgen de la Montaña que la festividad del novenario de la patrona de Cáceres sea declarada Fiesta de Interés Turístico Regional? Ayer, durante su participación en la procesión de bajada, José Antonio Monago, presidente del Gobierno de Extremadura, institución responsable de otorgar el título, confió en que los técnicos de la Consejería de Turismo valoren el expediente presentado por la hermandad y en 2016 se reconozca el trabajo que desde 1635 vienen realizando los cofrades para mantener viva la devoción a la Virgen. "Aquí se ve el fervor de la ciudad. Es un evento religioso y cultural. Yo lo apoyo", dijo Monago.

Razones hay más que suficientes para ello: distinguidos pregoneros, visitas a la ciudad de dos Nuncios de Su Santidad en tan solo cinco años, diez misas diarias, eco en periódicos y revistas de todo el país o 40 adhesiones de ayuntamientos e instituciones, como la Diputación Provincial de Cáceres o el Parlamento de Extremadura, y las 22 casas regionales repartidas por toda España que se han sumado a la justa solicitud. Además de certificados de diez establecimientos hoteleros que aseguran que los días que se celebra el novenario las pernoctaciones se incrementan de un modo muy considerable en la capital cacereña.

El expresidente del gobierno regional, Guillermo Fernández Vara, que también siguió la procesión aunque lo hizo como un ciudadano más y no formó parte del cortejo de autoridades, se expresó en los mismos términos que Monago, al entender que la declaración venía a cumplir el deseo ferviente de la Real Cofradía. "Me parece perfecto. Esto es algo muy emblemático de Cáceres, viene gente de todos los puntos de Extremadura. Apoyo la declaración", subrayó Vara.

Y es que el Novenario es sin duda el acontecimiento religioso, y también social, de mayor calado de cuantos anualmente se celebran en la ciudad. No importa la tarde de bochornoso calor o que el Barça se la juegue contra el París Saint Germain, porque el día de la procesión de bajada es obligada la cita en Fuente Concejo.

Ayer, un año más, a las cinco de la tarde la patrona salía de su santuario bajo los sones del Himno de España tocado al órgano y a hombros de los hermanos del turno número 4, que se ocuparon de sacar del templo los 380 kilos de peso de las andas de plata, de unas dimensiones de 2x2, sobre las que desfilaba la talla, una imagen de estilo sevillano realizada en madera de nogal por artista desconocido entre los años 1620 y 1626.

TURNOS Fue ese mismo turno el que pasadas las nueve y media de la noche condujo a la bellísima imagen hasta la concatedral pues, como marca la norma, el turno de carga que saca a la patrona del santuario la deja en Santa María para dar oficialmente inicio al novenario. Fue la de ayer una larga jornada de trabajo para los cofrades y la junta de gobierno de la Real Cofradía que preside desde 2008 el mayordomo Joaquín Manuel Floriano. Todos ellos comieron en el restaurante del santuario los ya tradicionales huevos fritos con patatas y chorizo, y en torno a las cinco de la tarde, el hermano mayor organizó los turnos de carga con el reparto de planillos.

Lo hizo junto al templete donde, como es habitual, quedaron dispuestos los 4 turnos de 30 hermanos que conforman los 120 que cargan a la Virgen (todos menores de 65 años) y cada uno de ellos con sus respectivos jefes de turno. Tras la eliminación este año del turno de los suplentes, en la cofradía existen ya tres escalafones (aspirante, activo y veterano); este año había más de un centenar de hermanos aspirantes, de ellos, 13 pasaron a ser hermanos titulares y de esos 13, 5 son mujeres (para ser hermano activo, es decir, hermano de carga, debes tener 18 años y tres de antigüedad).

Los aspirantes cargan siempre que hay sitio, es decir, en función de la falta de asistencia de los hermanos titulares de carga que se ausenten, aunque a decir verdad son muchos los titulares que ceden minutos a los aspirantes para que cumplan el anhelado sueño de portar las andas de la patrona.

Tras la organización de turnos se entregaron las medallas a esos 13 hermanos de manos del mayordomo o en su defecto de los padrinos elegidos por los propios hermanos. Posteriormente, en presencia del vicecapellán de la cofradía, José María Batuecas, se rezó la Salve. La procesión de bajada inició su camino encabezada, a modo de cruz de guía, por el estandarte que los cacereños regalaron a la patrona en 2006 con motivo del centenario de la declaración del patronazgo canónico de la Virgen sobre la ciudad. Obra de María Jesús Trejo, es blanco, ribeteado en bordados de oro, con una imagen de la talla en el centro sobre la que puede leerse su título de Madre de la Divina Gracia.

Justo al lado de la imagen de la patrona acompañaba el estandarte de la cofradía, conocido como primigenio, de raso, con un medallón de plata dorada en el centro que reproduce bordado en oro la imagen de la Virgen. Un año más, las primorosas manos de la camarera Pilar Murillo hicieron que la Montaña luciera resplandeciente y que, como

mandan los cánones, desfilara con el manto que la ciudad regaló a la patrona al conmemorarse las bodas de plata de su coronación canónica en 1949, una prenda bellísima de estilo renacimiento, hecha con tisú de plata fina, en oro fino de alto relieve. Sobre su sien, la corona de diario, circular de plata dorada, elaborada con las joyas que sobraron de la comunmente denominada 'Corona buena', fabricada en 1924 por el prestigioso joyero madrileño Félix Granda.

El cuarto turno llevó a la patrona hasta la Trocha. A partir de ahí los demás turnos (1, 2, 3 y 4) la cargaron sucesivamente hasta llegar a las Tres Cruces, donde fue ya el pueblo, sobre todo mujeres, quienes portaron la talla. En el Amparo, la cofradía titular de esa ermita, presidida por Agustín Margallo, promovió de nuevo un homenaje: un pregón y una ofrenda floral de la que se ocupó Jaime Rossell, abogado, doctor en Derecho Canónico y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Extremadura.

En la procesión, los hermanos detuvieron la talla mirando al hospital para pedir por los enfermos. Metros más abajo, en Fuente Concejo, esperaban miles de cacereños. Eran las 19.30 y la Virgen era aclamada mientras la alcaldesa, Elena Nevado, (que volvió a destacar por su habitual mantilla) le hacía entrega del bastón de mando de la ciudad a la Virgen, que durante el novenario adquiere la condición de alcaldesa honoraria. Esta vez, el privilegio de depositar el ramo de flores de la alcaldesa en las andas y colocar el bastón de mando a la imagen recayó en Quini.

A la procesión acudieron igualmente la vicepresidenta del gobierno regional, Cristina Teniente, el presidente de la Asamblea, Fernando Manzano, y el de la diputación, Laureano León, entre otras autoridades civiles. También el obispo (con traje coral morado), miembros del cabildo, mandos militares, además de mujeres con mantillas y trajes regionales. A ellos se sumaron los Guardadores del Santo Sepulcro de Malpartida de Cáceres, a propósito del 25 aniversario de su fundación canónica, todos ellos con capa hueso y alabarderos. Igualmente, la cabecera de la escolta de la Guardia Civil lució este año sus trajes de época y el mayordomo de la Cofradía de la Montaña, que presidía la procesión, estuvo acompañado por dos jóvenes de 32 y 34 años con síndrome de down, como bello homenaje a los limpios de corazón.

CALEROS La patrona enfiló hacia Caleros, hermana de honor de la cofradía, donde se vivió uno de los momentos más emocionantes de la procesión. En la calle, engalanada por sus vecinos, los hermanos bailaron a la Virgen al ritmo del Redoble (la Escuela Infantil del Redoble la escoltó con la tradicional Danza al Santísimo Sacramento, conocida como Danza del Guiador). A lo largo del recorrido, donde no faltó la réplica del pendón de San Jorge, en San Marquino, Caleros y a la entrada a la plaza Mayor, la Brigada de Obras instaló arcos con hojas de palmeras y flores.

El pavimento de Caleros y de la plaza se vistió de romero. La talla lucía impresionante sobre unas andas decoradas con esmero por la camarera de ornato, Pilar Campos, y el resto de sus fieles colaboradoras (Loli Turégano, Patri Domínguez, María Antonia Muriel, María Victoria Galapero, Pepi Barroso, Cristina, María Jesús, Marisa Domínguez, Lucía Durán, Angelita y Martina Garrosa). Las camareras se encargaron de la colocación de las flores. En las seis ánforas de plata y repartidas por las andas la patrona llevaba claveles rojos, rosas, blancos y amarillos, lilios amarillos y un toque de gerberas, todo ello adquirido en la floristería Bouquet.

Más de 60 niños acompañaban a la Virgen, que igual que el resto de hermanos vestían con túnica azul cielo, capelina, guantes y cinturón blancos, y zapato negro. También desfilaron la banda municipal y de la diputación. Siguió la Virgen hasta la ermita del Vaquero, donde el coro Alborada le cantó Virgen Morenita. Ya en Santiago la cofradía del Nazareno le rindió homenaje, la tuna le cantó en las Cuatro Esquinas. Y a partir de ahí enfiló hacia la plaza, donde hasta el ayuntamiento la portó la corporación (el presidente Monago también cargó con ella).

A las puertas del consistorio, un altar decorado con un mantel, flores y macetones ornamentales, recibió a la Virgen, que con los sones del Himno de España entró luego en Santa María. El novenario ha comenzado con la esperanza de que el año que viene sea, al fin, la Fiesta de Interés Turístico Regional que indudablemente merece.