Poco a poco se va desgranando el solemne Novenario a la Virgen de la Montaña repleto de actos emotivos en los que todo el pueblo de Cáceres demuestra el cariño y el amor que le tenemos a nuestra Madre del Cielo. Y cuando más a gusto estamos el próximo domingo, día 1 de Mayo, marchas de nuevo a tu morada llevada en volandas por todos tus Hermanos que tanto te quieren, para que desde tu Santuario sigas ayudando a todos los cacereños que necesitamos tu intercesión.

Día 1 de Mayo, primer domingo de Mayo, tu Día, el día de la Madre, en el mes de Mayo dedicado por entero a Tí, Virgen María. De nuevo la Procesión en marcha, la Iglesia militante que camina en Cristo y por Cristo, en la amorosa compañía de nuestra Madre y Señora, en santa hermandad con sus Hermanos. La primera subida de la Virgen de la Montaña al Santuario, una vez construida la actual carretera, fue en abril de 1901, siendo mayordomo mi bisabuelo, don Santos Floriano González .

Y el día 1 de Mayo, puntualmente a las 9 de la mañana, iniciarás el regreso al Santuario. Salve de despedida en la Concatedral de Santa María y primera parada en la Plaza Mayor, frente al Ayuntamiento para pedir que orientes y ayudes a la Corporación Municipal en la difícil tarea de regir los destinos de nuestra querida ciudad de Cáceres.

Después la primera canción de homenaje de nuestros mayores al paso por el Centro de la Tercera Edad y poco después resuenan las campanas de San Juan y te despide la querida Cofradía de los Ramos, Cristo de la Buena Muerte, Virgen de la Esperanza y San Juan Bautista.

Las monjas de Santa Clara abren el convento para Tí Madre y te cantan plegarías de amor y cariño. La oración se vuelve sentimiento mariano en los altares que te colocan al paso por Fuente Nueva y Mira al Río, los cantos de Felisa Rodríguez y esas palomas en Santa Carlota que algún día proclamarán la Paz en el Mundo, la emotiva despedida con el canto de la Salve y la entrega del bastón de mando de la ciudad a la Alcaldesa en Fuente Concejo y la fulgurante subida hacia la Montaña.

Antes de llegar al Santuario, el pueblo gozoso te porta en sus hombros, los propietarios de las casas de campo de la Montaña te veneran e invitan a los Hermanos a productos y vino de la tierra extremeña y se produce el homenaje de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro.

Al llegar a la explanada del Santuario te canta el Coro Rociero de Cáceres esas canciones que tanto te gustan, Santa Misa en honor de los Romeros y Hermanos que te han acompañado, bendición del campo extremeño, último adiós a la ciudad y regreso a tu morada para permanecer en ella un año más que nos parece eterno.

Nos consuela la posibilidad de visitarte cada día y acompañarte en tu soledad compartida, sintiéndonos confortados por tu presencia, consolados por tu gracia, amparados por tu magnanimidad y postrados a tus plantas, Madre Nuestra. ¡Qué bonitas son las tradiciones religiosas de nuestro pueblo y cuánto trabajo es preciso realizar para que no se pierdan nunca las costumbres y los valores por los que merece la pena vivir!

Teniendo en cuenta la originalidad de la celebración, la enorme participación social de los cacereños, la afluencia de visitantes y turistas, la potenciación de valores como la convivencia, tolerancia e identidad cultural del pueblo de Cáceres, la enorme antigüedad de la bajada de la Virgen a la Ciudad, el Novenario y la subida de la Virgen al Santuario, el que se celebra desde hace casi cuatro siglos todos los años, etc., muestro, de nuevo, mi adhesión a la petición que estoy seguro seguirá realizando la Real Cofradía de la Virgen de la Montaña, en los próximos años, de solicitar la declaración como Fiesta de Interés Turístico de Extremadura, ya que cumple con todos los requisitos para que pueda aprobarse y el pueblo de Cáceres lo merece.