-En el conservatorio de Badajoz no la cogieron por mayor. Cuando fue a matricularse usted ya tenía 18 años...

-¡Guauuuu, lo de ‘usted’ me duele! (risas). Cuando realmente me di cuenta de que tenía ganas de aprender a tocar la guitarra, de que me encantaba la música, fue a esa edad. Hay veces que los padres apuntan en los conservatorios a sus hijos desde muy pequeños, pero ese no fue mi caso. De modo que con 18 años le dije a mis padres que me matricularan; ocurrió que Guitarra era una de las disciplinas más demandadas y en aquel momento no fue tan fácil acceder.

-Sin embargo ese rechazo no fue óbice para que usted se formara leyendo libros de música, siempre agarrada a su guitarra...

-La verdad es que empecé a tocar de forma autodidacta. Sí es cierto que después me he formado, eso es indudable.

-Usted es hoy, después de varios años caminando sola por los escenarios, la blueswoman española, y ya ha publicado cuatro discos... Ha compartido escenario con artistas como The Fabulous Thunderbirds, Sugar Blue, Buddy Whittington o Joe Bonamassa, y sin embargo Extremadura, fíjese, habla apenas de usted. ¿Se siente poco reconocida en nuestra tierra?

-Me vine en 2009 a Madrid y desde entonces me dedico profesionalmente a tocar y, sí, realmente me siento poco reconocida en Extremadura. Hay muchas veces que en redes sociales, por ejemplo, la gente me pregunta por qué no voy a tocar a Extremadura y ciertamente es porque no me llaman. Actúo en muchísimos sitios de España, sobre todo en Madrid, y tengo un público bastante fiel. He tocado a finales de año con la sala absolutamente llena, me siento súper querida aquí, pero me da pena que eso no me pase en Extremadura, cuando estoy tocando en muchos festivales fuera de España, por Europa. Y siempre me queda esa espina, de que es mi tierra. ¡Y contenta de ser extremeña, eh!

-Precisamente ahora está de promoción del cuarto de sus discos titulado ‘Skin & Bones’ (la traducción literal es ‘Piel y huesos’). Háblenos de él...

-Creo que lo primero que debería contar es que este disco quería grabarlo con mi banda (somos tres) en riguroso directo, como se grababan los discos antes; que no hubiera engaños. Por eso lo de ‘Piel y huesos’, porque me encuentro yo más que nunca, por la manera de elaborarlo, que es tocando todos a la vez. Eso sí, en un directo no puedes decir: ‘Venga, repites la canción’, pero sí que es mucho más natural. Y es cierto que se grabó en tres ratos, no en tres días, se grabó en tres mañanas. Con lo cual, no hubo muchas tomas. El disco lo ha grabado Juan de Dios Martín, que es un productor muy conocido en España, de hecho ahora mismo está en Los Ángeles. Este disco se grabó en Madrid y se ha masterizado en California.

-Usted posee una voz prodigiosa. Ha tocado en Chicago, en Estados Unidos, Holanda y Bélgica. ¿Qué le queda por hacer?

-Realmente mi fuerte es que hago canciones, toco la guitarra y canto. No creo que lo llamativo sea mi voz, normalmente suele ser la guitarra. Eso sí, en este tipo de música no es habitual que haya mujeres, somos minoría. Recuerdo que cuando estuve tocando en Chicago me preguntaban: ‘¿Where are you from?’. Y exclamaban seguidamente: ‘¡De España!’; era como preguntar: ¿pero qué haces tocando nuestra música?. Había mucha gente a la que le sorprendía. ¿Y qué me queda por hacer? Pues muchísimas cosas; de hecho mi cabeza está ya dando vueltas a todo lo que va a ser este 2017, que voy a tocar bastante fuera de España. Este mes me voy para Londres, en marzo me voy a Portugal, en abril a Alemania, Países Bajos, Noruega... Va a ser un año muy movidito de aviones.

-Es una enamorada de la música americana. Defínala...

-En general me gusta todo tipo de música. Hay que escuchar de todo porque de todo se aprende. Por circunstancias de trabajo, cuando he estado en televisión o haciendo teatro, he tocado cosas que no tienen nada que ver con lo que hago. Pero para escuchar a mi proyecto tocar hay que partir de la base de que me encanta el blues, el country, el swing, el soul... todas esas músicas. Todos sabemos cuando algo nos gusta de verdad, cuando lo escuchas y dices: ‘Esto me gusta, esto me relaja, esto me encanta...’ Es como cuando a alguien le encanta un tipo de película, de serie o de lectura, algo parecido por hacer una comparación.

-¿Cómo explicar a los jóvenes qué es el blues?

-Cuando a la gente que no escucha una música selectiva sino comercial le hablas de blues, piensan en jazz, en música que es tranquila, lenta, y dicen: ‘buah, esto es aburrido’; y ni el blues ni el jazz son géneros que tienen que ser lentos ni tienen que ser aburridos. Entre otras cosas, el blues es una música que tiene muchas cosas en común con el tango y el flamenco, y es una música muy sentida, muy urbana, en la que se cuentan muchas cosas, muchos sentimientos universales. En el blues hay muchísimas canciones con doble sentido, cosas ocultas porque no se podían sacar a la luz ya que, como todos sabemos, sus precursores eran de raza negra. Por eso el blues es realmente una música con mucho sentimiento, que curiosamente va muy de la mano del flamenco. Me ha pasado cuando he estado en Estados Unidos, que me han dicho que estaban empezando a descubrir el flamenco. Incluso el blues, por sus letras, también está muy unido al tango.

-¿Y son malos tiempos para el blues?

-Yo no hago blues cien por cien, aunque toque en muchos festivales de blues. Hay otras pinceladas de estilos musicales en mi trayectoria, como es el country o el rockabilly, que van de la mano, es la música de raíz. Y bueno, respecto a si son malos tiempos para el blues, considero honestamente que cualquier música que no sea la comercial está hecha para un mal tiempo. Dedicarse a la música o a cualquier disciplina en este país es un deporte de riesgo, pero afortunadamente llevo bastantes años sin parar. Al principio fueron años difíciles, pero a día de hoy hambre no paso y vivo de esto y me siento afortunada. No suerte, porque hay que luchar para poder estar ahí, pero sí afortunada de poder decir que esta es mi forma de vivir, que con esto me gano la vida.

-¿Cómo llega un músico a fin de mes?

-Hay gente que piensa que los músicos somos inestables, pero hoy en día todos estamos en un hilo, no creo que haya nadie que diga: ‘Tengo un trabajo para toda la vida’. Recuerdo a una actriz que veía mucho en televisión y de pronto me la encontré trabajando en una cafetería. Y es que realmente este mundo es muy complicado, incluso luchando todos los días por ello.

-Las canciones se han transformado hoy en vídeos donde impera el tópico del intérprete vestido de punta en blanco, rodeado de bellas semidesnudas. ¿Qué está pasando en la música?

-No suelo ver esos trabajos porque para mí lo principal es la música. Entiendo que si haces un videoclip está bien que sea divertido, llamativo, que pueda tener un punto elegante o atractivo, pero el punto principal es la música. Ahora bien, lo de los semidesnudos y todo lo que rodea a ese mundo pertenece a un tipo de música que no me interesa en absoluto.

-En 2003 el rapero Chuk D, de Public Enemy, convirtió el clásico de John Lee Hooker ‘Boom boom’ en un alegato contra la invasión de Irak. Aquello formaba parte de la campaña para salvar al blues que se inició entonces en Estados Unidos. ¿Cree, por un lado, que el blues es la raíz de todos los estilos y por otro, que ustedes, los artistas, también pueden cambiar el mundo?

-El blues es la raíz de todos los estilos de la música americana. Está claro que con las canciones, al igual que lo puede hacer un escritor o un actor, también puedes apoyar ciertas causas. Basta con mirar a Estados Unidos y ver lo que está pasando con Donald Trump. Hay muchos artistas que tienen millones de seguidores y utilizan sus medios para reivindicar causas nobles.

-¿Considera entonces que la única opción para revitalizar el género, en peligro de extinción, es conectarse a la actualidad?

-No creo que esté en peligro de extinción. Es más, pienso que la música comercial es un producto de usar y tirar, es decir, hoy está de moda, y mañana sale otro artista y la gente se olvida del anterior. En cambio, las bandas de toda la vida nunca se olvidan, quién va a olvidar a The Beatles, a Michael Jackson... a tantos artistas que forman parte de la historia de la música...

-Muchos sitúan el origen del blues en la partitura registrada en 1903 por W.C. Handy, que realizó inspirado en una música que escuchó mientras esperaba un tren en un pueblo de Mississippi. Aunque la raíz hay que buscarla mucho antes, en el continente africano, o quizá el día que el primer esclavo negro puso un pie en América. ¿Qué le inspira a usted esta música?

-La primera vez que la escuché no tocaba siquiera la guitarra. Recuerdo un programa de radio una noche de verano, ya muy tarde, y dije: ‘No sé qué es esto, pero me encanta’. Nunca lo había escuchado en mi casa, nunca había tenido referencias. Pero a partir de ahí empecé a investigar sobre esta música y esos estilos de raíz americana. Solamente sé que me encanta, que me lleva...

-La cantante Shemekia Copeland, hija del legendario Johnny Copeland, cree que la gente asocia el blues con las cosas malas, pero el blues sólo cuenta lo que está pasando. ¿Usted cuenta en sus canciones lo que pasa?

-El blues no es triste, cuenta muchas cosas. Normalmente utilizamos esa vía de escape para contar muchas cosas, cosas que necesitamos contar, cosas que nos pasan, que sentimos, y lo hacemos a través de canciones. Y es una necesidad. Pienso, por ejemplo, en la primera canción que abre el disco, ‘Rattlesnake’, es una canción un poco oscura que habla de que estoy perdida en mitad del desierto y no encuentro el camino a casa. Pero luego hay canciones como ‘Let your light shine’, ‘Deja que tu luz brille’, es una canción que me pilló en ese momento en el que necesitamos que alguien nos diga: ‘tienes que creer en ti, y tú lo puedes conseguir’. Hay otra canción titulada ‘Sunset’s glaze’ en recuerdo a un viaje que hice el verano pasado a California, cuando estuve tocando en Los Ángeles. Llegando de San Francisco a Los Ángeles en coche, de repente en mitad de la carretera vi una playa de ensueño, kilómetros y kilómetros de playa, era de peli, no sabía si podía bajar porque a veces son privadas... Pero de esto de ‘para que me bajo’... Pregunté a alguien: ‘¿Oye, puedo estar aquí?’. ‘Sí, sí’, contestaron. Me impactó tanto ese atardecer que cuando llegué a España me dije: ‘Tengo que hacer una canción que a la gente la transporte a ese lugar’. Hay otro tema, ‘Dusty road’, ‘Carretera polvorienta’: como puede imaginar paso muchísimo tiempo en carretera y describe nuestros viajes cuando estamos de concierto.

-A finales de los 60, principios de los 70, en América se produce un auge del movimiento negro respaldado bajo el eslogan político ‘Freedom now’ (‘Libertad ahora’), popularmente conocido como ‘Black power’ (‘poder negro’), que supuso un buen resurgimiento del blues. ¿Cómo hay que hacerlo contemporáneo hoy?

-En este disco no hay blues. Se lo pasé a Manolo Fernández, que tiene un programa en Radio 3 que se llama ‘Toma Uno’, y realmente es de música americana. Y cuando lo escuchó me preguntó: ‘¿Qué ha pasado en tu viaje a California, esto suena muy a California?’. Y tiene más ese sonido, una mezcla de rock, country y blues; es mestizo.

-Es duro tocar cada noche y no vender discos ¿el blues está en crisis porque no hay artistas pop que lo reivindiquen?

-Donde más vendo discos es en los sitios donde toco. En la tienda o en plataformas digitales es más complicado.

-Ya que estamos hablando de vender discos, hablemos del IVA cultural...

-Me parece de broma, me parece insultante. De hecho hay una anécdota muy curiosa de como hace un año una compañía pequeñita de teatro estaba reivindicando aquí en Madrid sacar un espectáculo, pero era muy caro; hicieron la gracia de regalar la entrada y una revista pornográfica. ¡Las revistas porno tienen un IVA reducido del 4%, y las entradas de teatro tributan un 21%!

-Y para terminar, usted es de Badajoz. Hable de su ciudad...

-Le tengo muchísimo cariño a la zona de San Fernando y La Estación que es donde vive mi familia. Recuerdo los paseos por Castelar, por el puente viejo, por la parte antigua... Me trae muchos recuerdos familiares. Y no me olvido del Mercantil, mis primeros conciertos con mi banda de Extremadura fueron allí.