Recibe a este diario sentado en un sillón del salón de las Hermanitas de los Pobres, con un rosario que sujeta con la mano derecha. Desde hace años reza día y noche y pide por todos. El sacerdote Teodoro Fernández acaba de cumplir cien años (nació el 22 de abril de 1915 en Serradilla), por lo que el ayuntamiento ha decidido hacerle un merecido homenaje por el Mes del Mayor. Será este martes en el palacio de la Isla, a las 11.00 horas.

Es la única persona que aún vive de su familia directa y el segundo de cinco hermanos: Teresa, Bernardino, Manuel y Florencio; los cuatro fallecieron de pequeños. Recuerda a la perfección cada detalle de su vida, su edad no le impide estar lúcido. "No me merezco este homenaje, no estoy para fiestas, ya soy mayor", dice sin soltar un solo segundo su rosario.

Se ordenó sacerdote cuando tenía 24 años, animado por una tía suya que era monja, justo cuando finalizó la Guerra Civil y siendo entonces obispo el placentino Feliciano Rocha Pizarro. Después ha conocido a otros muchos, como Francisco Barbado o Llopis Ivorra. Y es que Teodoro Fernández celebró el año pasado su 75 aniversario como religioso con una eucaristía oficiada por el obispo, Francisco Cerro.

Persona culta, seria y preocupada por los demás. A lo suyo le resta importancia. Fue ecónomo en Tejeda de Tiétar y durante años párroco en Zorita. Desde 1973 y hasta que jubiló, canónigo archivero en la concatedral de Cáceres. Se diplomó en Léxico Jurídico y Metodología para Historiadores, Demografía Medieval y Heráldica Española por la Universidad de Valladolid. Estudió también Archivística General y Eclesiástica por la Universidad Complutense. A pesar de haber nacido a principios del siglo pasado reúne varios títulos universitarios. Teodoro era una persona inquieta, dice que le encantaba investigar sobre historia, su gran pasión.

En Cáceres ejerció además como docente de Religión en la Universidad Laboral. "Fui un maestro justo, los alumnos atendían en mis clases y muchos aprobaban", recuerda. Sabe muy bien lo que responde, para cada pregunta se toma su tiempo para pensar. "Es para no equivocarme", explica.

Teodoro Fernández vive actualmente en la residencia de las Hermanitas de los Pobres. De salud está a la perfección, aunque a él le gusta quejarse. Dice que es mayor y que ya no habrá más cumpleaños. "Yo ya lo he vivido todo, no me queda nada por hacer en esta vida, solo saber si Dios está orgulloso de mí", contesta antes de volverse a centrar en su rosario y recuperar su rutina. Rezar.