Cree en una Iglesia que dé de beber al que tiene sed y dé de comer al que pasa hambre, en una Iglesia que abra puertas y no las cierre, en una Iglesia que sepa comunicar el tesoro humano que posee. Por eso Tino Escribano es lo menos parecido a un cura al uso. Esta es su confesión.

--Ave María Purísima...

--Me suena a saludo de confesionario. Imagino que la entrevista va a entrar en profundidades personales. Acepto el recurso literario y el reto que conlleva, pero con el debido respeto a lo que significa.

--Padre, confieso que he pecado...

--Todos pecamos. La naturaleza humana tiene un error, no sé si de fábrica, pero aunque haya ese error hay mucho más amor.

--Aunque en realidad, más que pecados, son pecadillos...

--Si son pecadillos no tienen importancia. Las multinacionales cometen pecados gordos: fabrican armas, destruyen a la juventud con drogas, explotan a la mujer, secuestran...

--Porque de los siete pecados capitales hay dos, la lujuria y la gula, que nunca me han parecido pecados...

--Pecado significa hacer referencia a Dios. De todas maneras, la lujuria y la gula, antes o después pasan factura porque son excesos a los que se somete el cuerpo. Si uno pasa de Dios, del médico es imposible que pase.

--El primero, la lujuria, fue el más perseguido por la Iglesia, imagino que porque si el clero controlaba un sentimiento tan natural como el de la lujuria conseguía el control social...

--¡De dónde sacas esas cosas! La Iglesia de hoy ha evolucionado en su pensamiento, quizás nos falta márketing para saber comunicar el tesoro tan grande que tenemos. Una cosa es la sexualidad bien entendida, y otra es la lujuria: todo exceso no lleva a buen puerto.

--Y sobre la gula ¿por qué hay tantos clérigos con sobrepeso?

--Eso es una caricatura, y la caricatura tiene más efecto para la novela y para el cine, pero la cruda realidad de muchos clérigos de hoy, que son en los que yo creo, son los que se desviven por los demás apretándose el cinturón, que pasan hambre en lugares subdesarrollados, en cárceles, porque defienden los derechos humanos en países dictatoriales y no comen más que una vez al día. De esos nadie se acuerda.

--Luego están los Diez Mandamientos. De ellos, cumplo tres a rajatabla: Honrarás a tu padre y a tu madre, No matarás, No robarás...

--Vas por buen camino. Ya solo te faltan siete escalones.

--Pero cuando veo la injusticia, la pobreza... Me cuesta amar a Dios sobre todas las cosas...

--Amar a Dios no me cuesta, porque ha hecho el mundo para todos. Me cuesta amar a quienes se benefician haciendo daño a otra parte de la humanidad.

--¿Por qué desde los púlpitos hay a veces tanta homofobia?

--No sé a qué púlpitos te refieres. Yo lo que veo en las iglesias es a mucha gente que ama al diferente, al extranjero, al inmigrante, al anciano, al que tiene sida, al drogadicto... que limpian el culo y las babas a la gente que ya no tiene imagen ni poderío. Eso es lo que veo, mucho amor.

--¿Por qué no se alienta el preservativo frente al sida?

--Porque la Iglesia plantea grandes ideales para resolver los grandes problemas sociales, atacando a las raíces que lo generan y no se conforma con plastificar miembros.

--Aunque hay cosas que me gustan de la Iglesia, porque la Iglesia me recuerda a mi abuela, una de las mujeres que marcaron mi vida...

--Has tenido suerte de tener una abuela así.

--Ella me enseñó a amar la poesía de San Juan de la Cruz...

--Los abuelos de hoy son los mejores libros que aún nos quedan por leer. Lo peor es que en algunas familias no tienen ya sitio, y en su lugar colocan la tele y el ordenador, que enseñan a conocer la manera de triunfar fácilmente en la vida.

-- Descubre tu presencia, y máteme tu vista y hermosura, mira que la dolencia de amor, que no se cura, sino con la presencia y la figura . El Cántico de San Juan de la Cruz siempre me ha parecido una obra maestra...

--Llevas razón. ¡Qué suerte tuviste tú en aprender esto! Es un cántico al amor humano: Dios es el amado, el alma es la amada y en esa fusión nacen las maravillas más grandes del ser humano.

--A mi abuela también le gustaba Santa Teresa, aunque la diferencia es que mi abuela, igual que yo, no tenía ganas de morir...

--Una realidad es la muerte, que es continuar viviendo en Dios.

--También me gusta de la Iglesia la orden franciscana...

--La fe cristiana integrada en la humanidad es heroica.

--Qué distinto Francisco de Asís de Ratzinger, que lleva 30 años pisando mármol en el Vaticano...

--A Ratzinger, cuando muera, Dios no le va a juzgar por los mármoles que haya pisado sino por las obras que haya hecho, entre esos mármoles, o entre coches, entre algodones...

--Y de la Iglesia me gusta usted...

--Me sorprendes, porque de los curas casi siempre se habla mal.

--Porque usted sintió la llamada de Dios, ¿nunca de otras Marías Magdalenas?

--Tuve muchas Marías Magdalenas interesantes, pero me quedé con la que me daba más amor, la que me ofrecía un proyecto de vida capaz de formar una gran familia, tan numerosa como las estrellas del cielo, las arenas de la playa... Y me quedé con ella y he sido y sigo siendo muy feliz. Se llama vocación, vocación de cura, claro.

--Porque me gustan sus homilías...

--Eso me anima. A veces hablo y pienso que lo hago en un desierto.

--Porque usted es un sacerdote de puertas abiertas...

--Siempre he querido abrir puertas y ventanas antes que cerrarlas. He querido ver más el futuro que el pasado.

--Tino, ¿qué es la capitalidad?

--Una oportunidad para que los ciudadanos nos ilusionemos con el proyecto de abrir mentalidades hacia el futuro.

--¿Me dedica una oración?

--Primero una oración gramatical: Ama al prójimo como a tí mismo . Ahora una oración religiosa: Doy gracias a Dios por tu vida y por las personas que como tú, realizan su tarea profesional para que el mundo sea cada vez más humanizado . Y como en toda confesión que acaba te digo: Vete en paz .