Paco Núñez , de profesión agricultor y ganadero, y Julia López , ama de casa, vivían en Olivenza, localidad pacense donde nacieron sus cinco hijos: Julia , Luis Miguel , Manolo , David y Paco . Este último llegó a Cáceres por ser la ciudad a la que lo destinaron para hacer la mili en el Cefot, que entonces todos conocían como CIR, Centro de Instrucción de Reclutas en el que se citaban jóvenes de muchos lugares de España: Cataluña, Madrid, País Vasco... A Paco lo mandaron a la Compañía 11 y en el servicio militar estuvo durante un año y cuatro meses y medio.

La etapa de recluta era excitante, porque se organizaban excursiones, todo el día con múltiples actividades... la segunda parte siempre se hacía más cuesta arriba. Paco era cabo primero de la Unidad de Servicios, que como su propio nombre indicaba se encargaba de dar servicio a los militares que eran graduados. Esa unidad estaba en el edificio de los mandos, así que allí había bar y restaurante.

Al terminar la mili Paco Núñez salió del acuartelamiento de Santa Ana y se topó con un Cáceres que despertaba a la movida. Fue en Madrid donde realmente había surgido este movimiento contracultural nacido en los primeros años de la Transición de la España posfranquista, que se generalizaría y convertiría muy pronto en la Movida española y se prolongó hasta mediados de los años 80. Tradicionalmente se considera que el movimiento se materializó con el concierto homenaje a Canito , (José Enrique Cano Leal, trágicamente fallecido en accidente de tráfico el 1 de enero de 1980) y promovido en la Escuela de Caminos de Madrid por los que posteriormente se convirtieron en Los Secretos.

A ello se unieron los programas musicales de Radio España, con Jesús Ordovás o de Radio Popular, con Julio Ruiz , que fueron los medios que difundieron la movida, además de los fanzines, dispuestos a dar entidad literaria y catalogar las estéticas de la Movida en Madrid.

Cáceres tampoco escapaba a esa tendencia, muy al contrario no tardó en ponerse a la cabeza de un fenómeno que situó a la ciudad en el ránking cultural y social de nuestro país. Y allí estaba Paco Núñez, a finales de los 70 siendo jefe de la secretaría de la Escuela de Magisterio y convertido en uno de los líderes de aquella explosión creativa que propició la muerte de Franco . Jóvenes que ya habían conseguido que el cambio de tendencia política se hiciera efectivo y que ahora llegaban dispuestos a hacer de la diversión y el ocio una maravillosa forma de entender el mundo.

En La Grillera

Fue La Grillera, un garito situado en la calle de la Audiencia, uno de los primeros gérmenes de lo que muy pronto se acuñaría por todos como la Movida Cacereña. Era un sitio donde se escuchaba a los Rollings, The Doors o The Beatles. Lo llevaba Carlos , que ahora regenta un albergue en Hervás. Para entonces ya nadie conocía a Paco Núñez como Paco Núñez sino que todos lo llamaban Paco Lobo , a tenor de su gusto por la noche y sus ansias de libertad que acabaron acuñando un mote convertido en su definitivo sello comercial y musical.

Era precisamente la música uno de los baluartes de aquel fenómeno cultural que arrasaba en Cáceres. Grupos como Percance la Place o La Cena Está Servida, aunque el más mítico de todos fue Coup de Soup, banda cacereña formada por Aurelio Pérez Palomino , Diego Ariza (recientemente fallecido) y Juan Carlos Martínez Caldera integrándose después Abelardo Martín (batería) y más tarde Juanjo Narbón (bajo) y Tommy Berjoyo (teclados). La última incorporación fue la de Miguel Gibello (batería), sustituyendo a Aurelio tras su fallecimiento.

El grupo apareció en 1983 y se disolvió a principios de los 90. Fueron los únicos de su zona que llegaron a cobrar 1.000.000 de las antiguas pesetas por actuación y sus canciones se convirtieron en el himno de toda una generación ya que sonaban en todos los bares de Cáceres. La banda inventó muchas cosas que luego se verían en otros grupos. Crearon un musical con el que recorrieron la provincia y además de su actividad principal, algunos de los componentes tenían otras inquietudes artísticas. Uno de ellos era pintor, otro diseñador, otro poeta...

Paco Lobo era el mánager del grupo, una especie de octavo pasajero, inductor, buscaba contratos, llegó a un acuerdo con gente de Madrid para editar el primer vinilo y luego otros trabajos bajo la marca Lobo Producciones. Paco tenía contacto con el País Vasco, Cataluña y Madrid, enviaba la música del grupo a Galicia, a Oviedo y Coup de Soup era ya algo más que un grupo, fue el talismán de toda una generación con su famoso Lusitania Express, un auténtico himno en las noches más canallas del Cáceres de la Movida.

Un himno es una de las formas poéticas más antiguas, expresa sentimientos positivos, de alegría y celebración, por lo que suele festejar victorias. La del Lusitania festejaba el despertar de Cáceres a la libertad creativa.

Al rebufo de Coup de Soup, Paco Lobo funda junto a Marce Solís la Sala Rita. El Rita había sido previamente Angelo's, un local que regentaba Pedro Prado y que tenía alfombra roja. En Angelo's habían triunfado los Coup y los Xutos & Pontapés, una banda icónica de rock portuguesa formada en 1978 y que continúa vigente hoy en día reconocida como una de las más importantes del país.

Triunfo

El éxito de aquel concierto animó a Lobo y a Marce Solís a su explotación: barra de metacrilato, una ciudad con bloques de color azul, negro y blanco bajo un fondo de lucecitas en sus paredes y carteles espectaculares en tamaño que compraban en unos almacenes que había en Metro Bilbao, en Madrid. Y eso sí, mucha música, un buen equipo de pinchadiscos y toda una efervescencia cultural que colocó a Cáceres, junto a Vigo y a Madrid, en la tercera ciudad española referente de la movida. Grupos como Radio Océano, Aerolíneas Federales, O Resentidos, Siniestro Total, Inlavables... llegaban dispuestos a marcar tendencia.

En esas estaban cuando nació Radio Carolina, el actual Bar La Calle, que alquilaron y convirtieron en uno de los templos del rock and roll americano y de la música de importación, un paraíso alternativo en forma de ele: la barra a la izquierda y al fondo la cabina y un salón para conciertos. Radio Carolina fue un proyecto un tanto efímero, de aproximadamente año y medio de existencia, pero que marcó una época.

El local estaba situado en La Madrila, muy cerca de Al'Andalus, que llevaba Borrasca , que hasta te preparaba un cocido y el personal flipaba. Era La Madrila del Por Ejemplo, que entonces regentaba Isidro Timón , o de El 92, en Doctor Fleming, que diseñó Diego Ariza , o de El Charifa (actual Submarino), que llevaba Santi , o de Tubos, El Ariadna que estaba en El Adarve o El Extremeño de Jesús Sansón en la plaza Mayor, el Teddy Montana, La Furriona y tantos otros. En aquel Cáceres de Juanín , Lin Mateos , que era de Trujillo...

Eran los años de La Cañada con Clara y con Pepe , Pipe y Pedro , del grupo Arkansas City, de José , Carlos y Ramón (los de Percance Laplace), de Teresa Gibello , Pedro Chacón , Paco Expósito , Fernando Carvajal , Pedro Valhondo , Valentín Cintas , los grupos Moods Ibéricos y Funk Polideportivo Cacereño.

Nació la tienda de discos Harpo. Y había muchos fanzines: Rita, Etzétera, Crown... Y cómics de la mano de Jesús Sandín , Armando Vanguardia , Enrique Alvarado , Chan y Ricardo Vaquero , que hacía dibujos con personajes robotizados, y David Barcenilla con el cómic 'Su secreto de belleza: el anís con hielo', que editó Juanma Caso . Y todo ello sin olvidar al fotógrafo Santi Márquez , cuyas instantáneas sirvieron para inmortalizar la movida cacereña de los años 80 a lomos de su Yashica FX-3, reflex, de objetivo intercambiable, de óptica fija y foco manual que tenía un flash MEL 32.

Con frecuencia Paco Lobo rememora aquellos años en los que recién salido del servicio militar descubrió el Cáceres de la movida que con su forma de entender el ocio dio la vuelta al mundo. Con frecuencia Paco Lobo cierra los ojos y se ve en el Rita o en el Radio Carolina. Con frecuencia Paco Lobo revisa una y otra vez las fotos de Santi, los fanzines, los vinilos, los carteles. Con frecuencia Paco Lobo corretea por el recuerdo de ese tiempo pasado en el que la diversión se convirtió en la mejor manera de entender la vida.