El transporte escolar está en crisis y el futuro no parece más halagüeño para un sector del que viven en Cáceres una decena de empresas y un centenar de empleados, con un parque de cincuenta autobuses. Algunas compañías que tradicionalmente realizaban rutas hasta los colegios de la ciudad han reducido drásticamente sus líneas, y otras ya ni siquiera tienen parte en esta tarta, cada vez más pequeña.

Cuatro causas se esconden tras esta crisis: el descenso del número de niños hasta la mitad en la última década (de 2.000 alumnos que utilizaban este servicio, ahora sólo lo hacen 1.000), el encarecimiento de los traslados por las exigencias de la ley, el precio del carburante, y, según el sector, las facilidades que se dan al transporte público y que perjudican al privado.

LA PARADOJA "Llegamos a tener tres líneas diarias, pero el año pasado ya no nos quedaba ninguna", explica un empresario del sector con décadas de trayectoria en la capital cacereña.

Otros profesionales se quejan en el mismo sentido. "Es una paradoja. Antes los colegios estaban en el centro de la ciudad y teníamos más negocio. Ahora que muchos se han trasladado a las afueras, y que presumiblemente deberían hacer más uso del transporte urbano, estamos en crisis", subraya otro empresario del sector que ha logrado mantener tres líneas para el curso escolar de este año.

Las razones van encadenadas. Los autobuses escolares podían llevar 82 niños hasta hace unos años, pero la ley sólo permite ahora entre 50 y 55. El coste del servicio, por tanto, se reparte entre menos alumnos y se encarece. "Este año cada niño debe pagar una media de 55 euros mensuales", explican los transportistas consultados por este diario. El descenso de la natalidad y el precio imparable de los carburantes añaden más complicaciones, "y también nos afectan las cada vez mayores exigencias de la administración, no siempre comprensibles", matizan.

Algunos padres echan cuentas y deciden acudir en coche a por sus hijos, sobre todo si tienen dos en el mismo centro. "Curiosamente, la demanda de transporte desciende en los colegios privados y aumenta en los públicos", indican los empresarios. Cuanto más bajan los alumnos, más suben los costes. "Es la pescadilla que se muerde la cola".

COMPETENCIA PUBLICA Mientras tanto, el transporte público va creando más paradas junto a los nuevos colegios que se abren en las afueras. "No podemos competir con los abonos del transporte urbano, pero hasta aquí bien, lo aceptamos. Lo que no parece tolerable es que los autobuses públicos acumulen cada día 4.000 euros de déficit y lo paguemos todos los cacereños, mientras el sector privado no recibe ayudas", afirman.

Los empresarios dudan de que todas esas paradas sean rentables. De hecho, el sector asegura que hace años le propuso al Ayuntamiento de Cáceres cubrir ciertas líneas, como el campus universitario, sin pedir dinero municipal a cambio. "Nos lo negaron, y ahora vemos a los chavales apiñados en las paradas".

Además, los profesionales afirman que el transporte escolar ofrece "muchas más garantías que el público: comodidad, seguridad, monitores acompañantes...". Hasta ahora éste era el ingreso más fijo de las empresas del sector, "pero el vacío que ha dejado no se llena con ningún otro servicio". El transporte discrecional (alquiler con conductor) es más esporádico, y en Cáceres tampoco existen grandes empresas que contraten autobuses para desplazar a diario a su plantilla.

Los empresarios auguran un futuro poco optimista. "Intentas mantener los precios y las rutas a la espera de mejores tiempos, pero llega un momento en que no te compensa, pierdes dinero y lo dejas", concluyen.