No hay competencia, sino colaboración. No hay rivalidad, sino apoyo. Los comercios cacereños han aprendido las lecciones de la crisis y se están actualizando en fondo y forma con fórmulas que permiten llegar a un público más exigente, a un cliente que ahora mira mucho más el bolsillo. En esta nueva etapa se han dado cuenta de que unidos llegarán más lejos, de que quienes comparten una misma zona deben velar por su buena imagen, por su dinamismo, por su entorno... De ahí que en los últimos años surjan asociaciones de comerciantes situados en una misma calle que también incluyen locales de hostelería y otras empresas. La estrategia en formato 'todos a una' llega al sector más tradicional.

Aunque hay algunos precedentes, fueron los profesionales de Moret quienes iniciaron este nuevo modelo colectivo basado en tres frentes: atraer más público organizando citas culturales y lúdicas; velar por el buen estado de la zona planteando las mejoras necesarias al ayuntamiento; y, en consecuencia, favorecer la actividad de la calle y la ocupación de los locales. Gómez Becerra siguió estos pasos y lleva casi un año alternando propuestas festivas y solidarias con la solicitud de algunas reformas (acerados, alumbrado...). También Rodríguez Moñino acaba de iniciar su andadura como colectivo, y lo ha hecho con la recuperación de la Fiesta de San Miguel.

"Además, esta nueva experiencia ha servido para darnos a conocer entre los negocios de la calle. Empezamos la mañana con alegría, existe una unión agradable", explica Sebastián Navarro, modisto y uno de los impulsores de la asociación de Rodríguez Moñino. "No debemos tener rivalidad entre nosotros, hay clientes para todos los negocios, lo importante es mantenernos juntos para ser más fuertes", subraya.

En Moret, los empresarios han actuado incluso como promotores inmobiliarios sin ánimo de lucro: han llegado a mediar con los dueños de los locales vacíos para hacerles entender el beneficio de alquilarlos, reduciendo así los espacios degradados que daban mal aspecto a la calle. También asesoran a los nuevos negocios que se implantan en la zona. "Esto ha sido un acierto, ya no somos vecinos, sino amigos dispuestos a colaborar", afirma Marcela Manzano, directora del Hotel Alfonso IX.

El despertar de la economía también ayuda. El público no compra con la alegría anterior a la crisis, compra menos pero es más selecto, elige con cuidado y lo piensa dos veces. Por ello el comercio transforma su oferta, sus escaparates... "Ya no tiene sentido disponer en la tienda de cuarenta unidades de la misma prenda, la gente va con los tiempos y busca exclusividad. El cliente está más preparado", revela Sebastián Navarro.

En Gómez Becerra y Moret comparten la misma opinión. Defienden la calidad de sus pequeñas tiendas multimarcas no atadas a ninguna consigna, y potencian la variedad de negocios en sus zonas, su trato personal... Por ello animan a comprar en el centro. Podría decirse que estas calles quieren funcionar como grandes galerías pero sin sus ataduras, unidas para la defensa del entorno y las estrategias conjuntas, y a la vez libres en sus decisiones y su oferta.

"Somos como una asociación de vecinos. Seguiremos con distintos eventos para implicar a toda la calle porque hemos comprobado que la unión es la mejor opción", sostiene Sheila Cabeza, comerciante de Gómez Becerra.