Desde que en julio del 2003 la Fundación Secretariado General Gitano firmara un convenio con el ayuntamiento para poner en marcha el Acceder (programa de acceso al empleo), uno de cada tres gitanos cacereños han conseguido trabajo. Así lo explica Valentín Suárez, delegado territorial de esta fundación, que trabaja en la casa de cultura Rodríguez Moñino y que ha atendido a 169 personas, de ellas 64 están trabajando.

El Acceder es uno de los programas gitanos que se desarrolla desde el Instituto Municipal de Asuntos Sociales (IMAS), pero no es el único. El consistorio convoca cursos de auxiliar de ayuda a domicilio, facilita a los gitanos medios para obtener el carnet de conducir y ejecuta una serie de acciones dentro del Plan de Desarrollo Gitano que se realiza en colaboración con la Junta.

En este último ámbito se enmarcan diversas actividades como el programa para erradicar el absentismo escolar, el de sensibilización y concienciación social y la promoción de las asociaciones gitanas de la ciudad.

EL OBJETIVO La concejala de Bienestar Social, Basilia Pizarro, subraya que el objetivo del IMAS es "solucionar los problemas de los gitanos" y estima que la mejor fórmula es "trabajar con ellos y para ellos". Por eso se ha contactado con mediadores gitanos que desarrollan una gran labor, puesto que hacen realidad la integración social desde la práctica, no sólo desde la teoría de unos programas que podían quedar vacíos de contenido si los ejecutan personas ajenas a la problemática del pueblo gitano.

El Acceder está dirigido por cuatro expertos. Uno de ellos es Rosa Fernández, orientadora laboral. Explica que la mayor parte de las atenciones se han realizado en una franja que va de los 21 a los 45 años. Los técnicos mantienen reuniones constantes con las empresas, forman a los destinatarios y en muchos casos les consiguen contratos de obras y servicios, de larga duración.

En Cáceres viven 700 familias gitanas (unas 3.400 personas), la mayoría menores de 35 años. Residen en Aldea Moret y sólo cinco o seis familias están en La Mejostilla y la avenida de la Bondad. La venta ambulante, la chatarra, el cuidado de ganado o el reciclaje de papel son sus ocupaciones principales.

¿Cuál es el mayor problema del gitano? El absentismo escolar. Liliana Fernández, trabajadora social del IMAS, dice que "lamentablemente los índices son altísimos". Así, en el colegio Gabriel y Galán (Aldea Moret), de 200 alumnos, el absentismo es de 120 escolares. Para tratar de evitarlo trabaja Antonio Salazar, mediador gitano, puente entre los organismos institucionales y la población gitana. Salazar acude a las casas de los afectados y trata de concienciarlos sobre la importancia de la educación.

El otro mediador es Antonio Molina, vendedor ambulante, residente en Aldea Moret, casado y padre de tres hijos "que son tres rosas", advierte. Presidente de Conciencia Gitana, trabaja con los adolescentes y ahora quiere crear una asociación deportiva. Desde pequeños sus hijos acuden al colegio. Confiesa que su hija de 15 años tuvo un problema de racismo en el instituto, pero que este año volverá al centro escolar. "Mi crío Ismael, que es mi sombra --dice-- viene conmigo a por fruta, a por melones. Muchas veces nos para la Guardia Civil y le digo: ¿tú quieres esta vida, todo el día abrasado en el mercado?, tú puedes tener acceso a estar en una oficina, a estar trabajando en cualquier otro sitio" .

LOS EJEMPLOS Los éxitos de estos programas municipales tienen rostro y nombre. Mercedes Martínez, de Aldea Moret --dentro de unos días se casará su hija-- trabaja de auxiliar de ayuda a domicilio en el servicio municipal del ayuntamiento. Tiene cinco casas a su cargo "y mi jefa --apunta-- está muy contenta".

Billy Jiménez regresó hace seis meses de Mallorca a su Cáceres natal en busca de trabajo. Protagoniza el ejemplo de la marginación a la que aún se enfrentan los gitanos. "Iba a buscar trabajo y me ponían mil pegas. Casi te decían: mejor no vengas ". Gracias al Acceder consiguió un empleo en Empresas Cánovas, que le ofreció un trabajo de ocho horas para mantener la comunidad del Edificio Europa. El problema vino cuando la comunidad vecinal se enteró de su condición de gitano. Pese a los intentos y buenas intenciones de Empresas Cánovas, su contrato pasó a ser de media jornada.