La presunta víctima de una agresión sexual, denunciada hace cuatro años, no acudió ayer al juicio de su agresor, celebrado en la Audiencia Provincial. Su ausencia, así como la del resto de los testigos citados, llevó al Ministerio Fiscal y a la acusación particular a solicitar la suspensión del juicio, petición que fue denegada por la Sala.

El presidente desestimó la suspensión "por tratarse de una causa que ha sufrido una importante dilatación en el tiempo", así como, y más importante, "por el hecho de que la acusada, máxima interesada en que este juicio se celebre, se encuentra en paradero desconocido".

Al margen del acusado, que negó en todo momento los hechos y proclamó su inocencia, tan sólo declararon en la vista la doctora que atendió a la denunciante el día de la agresión y el médico forense. Ambos reconocieron que la chica presentaba daños en diferentes partes de su cuerpo, como el cuello, la espalda y zona lumbar, brazos y muslos, así como que algunas de estas erosiones "no pueden ser causadas por una caída, por ser sintomáticas de la presión con fuerza de las manos y los dedos".

Todas las partes reconocieron que si bien existen en este caso pruebas de una agresión sexual, en ningún caso puede demostrarse la autoría, la identidad del autor, por lo que se prevé que el acusado resultará absuelto.

HECHOS Y PENAS Los hechos por los que M. S. A. fue juzgado sucedieron en la madrugada del 6 al 7 de abril del año 2000 en La Madrila. Al parecer, E. M. R., había salido con una amiga y cuando ésta se marchó se quedó de copas con dos conocidos, uno de los cuales --el que ayer fue procesado-- la siguió cuando decidió volver a su casa y la agredió cuando caminaba por la cuesta que conduce a la zona de las pistas deportivas de La Madrila.

El Ministerio Fiscal y la acusación mantuvieron su petición de penas. El primero, dos años y seis meses de prisión y una indemnización para la víctima de 3.150 euros, y la acusación, dos años y seis meses de prisión y 6.300 euros de indemnización. La defensa pide la absolución.