Los agresores sexuales juveniles son habitualmente varones de entre 15 y 17 años que a veces actúan en grupo. La víctima suele ser del mismo sexo y varios años menor que ellos, de entre 9 a 10 años. Se han dado casos de un agresor y varias víctimas y, al contrario, una víctima y hasta 4 o 5 violadores. Más de la mitad de los casos conocidos el año pasado se produjeron en pandilla.

Estos delitos se cometen con mayor frecuencia en los pueblos y en salidas de fines de semana. Están calificados como muy graves en la Ley del Menor y penados con hasta 10 años de internamiento en un centro de menores en régimen cerrado.