La droga no descansa. Y paradójicamente en la cárcel, pasa a ser una reclusa más. O al menos lo intenta. En el caso de Cáceres no es diferente. De hecho, hace una semana escasa, efectivos de los cuerpos de seguridad detuvieron a dos internos que aprovechando sus permisos carcelarios, intentaron introducir droga en las instalaciones para distribuirla después entre el resto de los presos de la prisión.

Para intentar camuflar las sustancias antes de entrar en su celda, las introdujeron en su cuerpo. Pero no pasaron más allá de la puerta. Agentes del Grupo de Estupefacientes de la prisión procedieron a cachear a los reclusos que con la "presión" -según reza el comunicado de la Policía Nacional- reconocieron que portaban en el interior de su cuerpo tres bellotas de hachís, además de cocaína y heroína.

Antes de la detención, la Policía Nacional, el cuerpo que colaboró con esta última detención de los internos junto a los funcionarios de Instituciones Penitenciarias, ya había estado investigando porque tenía sospechas de que algunos reclusos estaban organizados para distribuir la droga dentro del centro.

Aunque la operación es reciente -tuvo lugar el 9 de noviembre-, el comisario de la Policía Nacional asegura a este diario que no es una "situación que se produzca con frecuencia". De hecho, el máximo responsable del cuerpo de seguridad apunta que esta es la única operación de estas características que han llevado a cabo este año. "Alrededor de las prisiones se producen actuaciones policiales pero no son frecuentes, porque aunque detectemos esa presencia, no podemos hacer un seguimiento de todos los presos", añade. En ese sentido, asevera que llevan un control más exhaustivo sobre los condenados por violencia de género y apunta que son los funcionarios de prisiones los que controlan los permisos y las ausencias de los internos.

Este diario se puso en contacto con los responsables de Instituciones Penitenciarias a nivel nacional pero rehusaron a hacer declaraciones sobre este tema.

HACHIS Y COCAINA El hachís y la cocaína y heroína -en este último registro, los internos llevaban las tres- en menor medida se encuentran entre las drogas que más incautan los agentes en los registros. Al respecto, Ochagavía asegura que "la resina de hachís requiere mayor cantidad para que haga efecto o sea más fácil de detectar, en cambio la heroína y la cocaína resulta fácil de ocultar". Acota el máximo responsable de la policía nacional que "siempre se intenta que exista el mínimo tráfico posible pero es muy difícil erradicarlo en estos momentos".

En ese aspecto, el comisario asegura que "los internos las introducen para su consumo". No obstante, también puede convertirse en objeto de negocio. Ilegal y con ganancias. Y es que como dato curioso, la cantidad que pagan por las sustancias fuera se multiplica por tres en la venta dentro del centro. La cantidad de droga que portaban alcanzaba los 2.000 euros. La cantidad de droga que portaban los jóvenes, que no superaban los 36 años, ascendía a 2.000 euros.

ENTRE UNO Y NUEVE AÑOS El delito de tráfico de drogas está tipificado como delito contra la salud pública y regulado en los artículos 368 al 378 del código penal. En este sentido, el abogado Miguel Castro asevera que se trata de un "delito muy amplio" y añade que el Código penal "incluye muchos supuestos diferentes". Las condenas abarcan en función del tipo de droga y suman desde una multa y un año de prisión hasta nueve años. En el caso de los internos de la prisión, Castro apunta que el procedimiento después de que se les detenga y se les incauten las sustancias, es claro. "Se valora el tipo de la droga, su pureza, la cantidad de droga incautada, que tengan antecedentes por la comisión del mismo tipo de delito y que sean consumidores.

En el reciente caso de la droga incautada a los reclusos a la entrada del Centro Penitenciario de Cáceres, "la droga es descubierta en los controles, no traspasa al interior del centro, por lo que se puede considerar que no surge el peligro real", apunta.

De hecho, el Tribunal Supremo avala un recurso de un caso anterior en una sentencia alegando que "si la droga es escasa, el destinatario es determinado y el consumo es inmediato, no existe el peligro para el establecimiento penitenciario".