TCtuando comienzas a ver en televisión los anuncios del material escolar de los niños para el nuevo curso quiere decir que "lo bueno" está a punto de terminar y se comienza a planificar la organización del viaje de vuelta, es verdad que hay que aprovechar hasta el final, pero ya quedan pocos días.

La vuelta al trabajo y a la vida que podemos llamar ordinaria, pero que no lo es, suele ser para alguno motivo de disgusto e incluso para otros este disgusto puede ir acompañado de algún desequilibrio emocional que afortunadamente se pasa con el tiempo.

El descanso tiene unas ventajas importantísimas pero siempre que no sirva para evadirnos de la realidad, al contrario, es vital para recargar nuestro ánimo y nuestra decisión a la hora de afrontar las tareas de cada día.

El nuevo curso se presenta ante nosotros con las aspiraciones y la problemática de siempre, pero también como una realidad apasionante y preocupante porque desconocemos ahora (ya nos gustaría a nosotros) como nos van a ir las cosas.

El mes de agosto ya nos ha dejado algunas pinceladas. El Ebola parece que ha cogido al mundo "civilizado" un poco a contrapié y nos estamos empezando a preocupar porque nos puede afectar. Los que están allí nos dicen que día a día mueren miles de personas por otro tipo de enfermedades que podrían tener solución si se les ayudara. ¡Qué comportamiento más egoísta e interesado por nuestra parte! ¿Verdad?

Si nos ponemos a enumerar las cuestiones políticas, lo que se avecina tampoco es que sea fácil, ¿que pasará con el referéndum?, hay elecciones a lo largo del curso, ¿como evolucionara la situación económica?

La Diócesis de Coria-Cáceres también va a embarcarse en un proyecto muy prometedor, Don Francisco ha convocado a todos los católicos y a aquellos que se sientan interpelados a un Sínodo que pretender "caminar juntos para buscar, renovar y fortalecer lo que creemos". Siempre es bueno buscar juntos, porque hay cosas que cambiar para fortalecer aquello que creemos fundamental.

Desearos a todos que el nuevo curso nos traiga esa paz tan decisiva y esa ilusión tan necesaria en lo que hacemos.