Todo empezó hace dos décadas, cuando Jesús Cano acababa de cumplir los veinte años. Era un deportista nato, aficionado al fútbol, deporte que practicaba habitualmente. Un día comenzó a sentir mareos cuando estaba en el campo. Se repetían constantemente, a lo que después se añadió visión doble. Él siempre pensó que se trataba de un problema de la vista, por lo que decidió operarse de miopía. Pero nada mejoró. Fue entonces cuando comenzó una cruzada con la visita a diferentes médicos, hasta que una neuróloga descubrió lo que le ocurría: Sufría esclerosis múltiple, una enfermedad crónica del sistema nervioso central, muy común entre la población de 20 a 30 años. En la región están diagnosticadas 1.150 personas y en España la sufren actualmente 47.000 afectados. Cada año se descubren 1.800 nuevos casos.

Es una enfermedad degenerativa que puede producir síntomas como fatiga, falta de equilibrio, dolor, alteraciones visuales y cognitivas, dificultades del habla, temblor e incluso pérdida de movilidad. Su avance es diferente en cada persona. Por suerte el de Jesús Cano está siendo lento. De hecho al principio continuó jugando al fútbol y se apuntó a kárate, pero hace cuatro años tuvo que desistir de su pasión deportiva. Notaba que con los sobre esfuerzos se mareaba y veía doble (actualmente lleva unas gafas que corrigen este problema). Sí continuó con el kárate, pero también tuvo que abandonarlo porque a estos síntomas se unió la falta de equilibrio. Ya no podía practicarlo.

Esta situación le obligó asimismo a apartarse de su trabajo. Era autónomo y durante quince años gestionó una empresa de distribución de productos de alimentación. Ahora la llevan los que eran sus empleados. «Sientes mucha frustración por ver que todo lo que te has labrado durante toda tu vida se ha ido al carajo», explica.

Cuando le dieron el diagnóstico perdió toda esperanza y dejó de ser creyente. «No hacía más que darle vueltas a porqué me pasaba esto a mí si he sido una persona sana y que se ha cuidado». Sin embargo, tras un periodo de adaptación, decidió aceptar lo que le ocurría. Buscó información y se unió a la asociación de esclerosis múltiple, que actúa a nivel regional y que tiene sede en Cáceres. Necesitaba compartir lo que sentía con personas que también estaban sufriendo la enfermedad. Hace dos años que dirige el colectivo.

«Tenía miedo de verme en silla de ruedas pero ahora no tengo miedo porque me he acostumbrado a esto», asegura. Hay casos en los que la enfermedad avanza a pasos agigantados y en pocos años pierden por completo su movilidad. No es el suyo, por lo que, en este sentido, él se siente afortunado, aunque haya tenido que renunciar a muchas cosas. «Ahora no puedo jugar al fútbol con mi hijo pero intento disfrutar de ir a verle al campo», dice. En estos momentos participa en un ensayo clínico en el hospital Virgen de la Macarena de Sevilla, con un tratamiento que busca reducir los síntomas y el avance de la enfermedad, para la que, por el momento, no existe cura.

Este domingo la asociación de esclerosis múltiple organiza una carrera solidaria para recaudar fondos para poder continuar con su actividad. Tendrá lugar en El Cuartillo y habrá diferentes categorías (la mayor es de 6 kilómetros). Entre las 9.00 y las 10.15 se entregarán los dorsales, que tienen un precio de 2 euros para los niños y de 6 para los adultos.