EL SEXO Y LA SALUD

Feroz puritanismo

Verónica Castro Mulder // Madrid

En teoría, todos reconocen hoy que «sexo es salud» e incluso alarga la vida. De ahí que la madre de un discapacitado, concejal de Pinto, defendió hace poco la necesidad de trabajadoras del sexo para discapacitados o feos. Podría haber añadido para las mucho más numerosas personas que, por su edad, aislamiento, etcétera, las necesiten; porque de trabajadores del sexo, que es lo mismo, ni se habla. Como también se «olvida» que la Iglesia católica consideró durante mucho tiempo necesario y promovió mucho este servicio.

El resultado de su humanitaria demanda es que no sólo tuvo que pedir disculpas, sino que ahora los concejales de Pinto, «incluso siendo de izquierda», la han reprobado. Esos puritanos son los mismos que protestan poco o nada cuando otros «venden» sus cuerpos en trabajos mucho más agotadores y miran con envidia si lo hacen por mucho dinero, como los futbolistas que «venden» los clubes. Son también los dualistas que hablan de partes altas y bajas, nobles y vergonzosas, peor no se escandalizan ante las y los muchísimos más que venden de verdad su inteligencia y sentimientos, vendiéndolos a empresas nocivas para la sociedad.

WATERPOLO FEMENINO

Compromiso y autocrítica

Toni Delgado // Periodista

Laura Ester apareció en la zona mixta con la mirada subterránea y los ojos vidriosos. La mejor waterpolista de Europa en 2017, a quien solo se le resiste el oro olímpico, pidió perdón al público y a sus compañeras. Acostumbrada a sacar sus tentáculos ante casi todos los lanzamientos, contra Grecia, en las semifinales del Europeo de Barcelona, no había atajado ninguno. «Posiblemente no haya estado a la altura del equipo. Tenía que haber sacado más, pero Grecia es un gran grupo», declaró en Teledeporte. El testimonio de la portera contrasta en una sociedad que disfruta retuiteando los gazapos y resbalones ajenos, e idolatra a deportistas que no se disculpan por defraudar a Hacienda y ganan más en un día que la mayoría de la población en varios años. Laura Ester nos invita a curarnos las heridas, a tener compromiso y autocrítica, a apostar por el trabajo colectivo y a no buscar más excusas que la de seguir luchando. Por eso, justo después de fustigarse, prometió que en el partido por el bronce saldrían al agua «a morder más de lo que lo hemos hecho». Esa noche el grupo se tomó unas cervezas. Habló sin filtros. Se conjuró. El grupo de Miki Oca, donde nadie escatima esfuerzos ni se siente superior, se colgó el bronce.