Mohsin Hamid se siente extranjero en todas partes. En su Pakistán natal, donde se ha pasado media vida. Y también en Londres y en Nueva York, donde se ha pasado la otra media. Sentirse extranjero no es malo. Le pasa también, por ejemplo, a cualquier poeta nacido en una familia de ingenieros. Para Hamid, sentirse extranjero es una necesidad vital. Es, en parte, lo que le hace crear novelas, querer conocer gente nueva y, sobre todo, sentir empatía por los refugiados. En su nueva novela, Bienvenidos a Occidente (Reservoir Books), habla de los refugiados, seres que tienen que huir de una ciudad llena de bombas. Es una novela política y, al mismo tiempo, una preciosa historia de amor.

El autor pide al lector que baile con él. Y se explica: «Un libro es un baile que requiere dos personas: el escritor y el que lee». Bienvenidos a Occidente es una novela que no subraya tanto el esfuerzo físico que supone dejar tu país, sino que traza una radiografía de la psicología de los refugiados.

Corriente de empatía

Los protagonistas, Nadia y Said, son únicos. Hamid quiere que el lector, además de disfrutar con su historia de amor, sienta una corriente de empatía por los refugiados. «Estamos acostumbrados a ver en las noticias historias terribles de gente que tiene que abandonar su país. Y lo hacemos mientras comemos y vemos el telediario y leemos la prensa. Y eso nos hace ser un poco indiferentes. Lo que yo quiero es que pensemos, de verdad, en esa gente. Que nos pongamos en su piel. Que imaginemos que nuestra ciudad está destruida, han violado a nuestra esposa y matado a nuestro hermano. Y nosotros cogemos a nuestros hijos y nos metemos en una barca a pesar de que no sabemos nadar. Y que cuando llegamos a un país nuevo alguien nos dice que no, que no podemos entrar. Quiero que pensemos en eso, en qué haríamos si fuéramos nosotros».

Consciente del impacto que tuvo la foto del niño Aylan, Hamid insiste y pide que recapacitemos: «A todos nos conmovió. Ahora bien, ¿hemos hecho algo para cambiar las cosas?». Y concluye: «No quiero vivir en un mundo en el que mi hijo puede morir, no ya por alguna razón en concreto, sino por nuestra indiferencia».

«Todo es política»

Según Hamid, todos somos refugiados. Una vez que abandonamos la infancia, dejamos de jugar en un parque, de ver a nuestros abuelos… nos convertimos en refugiados de nuestra infancia. Otro ejemplo. «Una anciana que haya vivido siempre en la misma calle, en cualquier ciudad europea, se ha convertido en una refugiada de ese barrio, que ya no es como era cuando ella nació». El paquistaní exige dejar de utilizar los términos emigrante o inmigrante y hablar solo de «migrantes» porque da igual si vienes o vas, el caso es que te sientes extranjero en otro país o ciudad.

A pesar de que Bienvenidos a Occidente es una historia de un primer amor tierno y nada posesivo, Hamid la califica de política. En su opinión, todo en la vida es política. «Mi hija de 8 años también es un ser político», se ríe. «Todas mis relaciones amorosas han sido políticas», concluye el escritor.