Eleuterio Sánchez regresa a Badajoz 42 años después de su primera visita, en 1961, cuando entró en la cárcel pacense por robar seis gallinas en uno de los pueblos nuevos del conocido Plan Badajoz. Fue en esta zona donde se coció la leyenda de El Lute . Ahora, a sus 62 años ha revisado su autobiografía en una nueva edición de su libro Camina o revienta , de 1977.

--¿Qué aporta la reedición del libro?

--He tenido especial interés porque creo que tiene una vigencia plena. Cuando salió el libro muchos se acercaron buscando el morbo y con una idea preconcebida, sin ver el contenido real. Está vigente porque es verdad que España ha cambiado muchísimo, hoy sería impensable un lute, nadie podría fabricarlo, pero en el camino hemos perdido muchas cosas.

--Sufrió torturas y vejaciones, ¿siente algún tipo de odio o rencor?

--No, en absoluto. Lo que me pregunto es porqué antes me trataron tan mal y ahora tan bien, ¿es que antes era malísimo y ahora soy san Eleuterio?. Puedo asegurar una cosa, antes era mejor persona que ahora, porque he tenido que hacer una metamorfosis muy complicada, y las alas las he tenido que endurecer para poder volar.

--¿Qué queda de aquel chico que por primera vez entró en la cárcel?

--No queda nada, era una persona inculta que vivía en un mundo muy cerrado, el mundo de los mercheros, no conocía nada de la sociedad mayoritaria. Ha quedado sólo la carcasa, la estructura exterior.

--¿Hay inocentes en las cárceles españolas?

--En las cárceles ni están todos los que son ni son todos los que están. Los jueces se olvidan de estudiar la sociología y de tenerla en cuenta antes de aplicar el Código Penal, porque la sociología explica qué ocurre con los chicos y porqué llegan al delito. La cárcel no rehabilita a nadie, al contrario.