La obra de Luis García Berlanga es sumamente rica en la creación de situaciones originales, en su humor corrosivo en una época en la que resultaba difícil hablar de según qué temas o en el retrato agridulce de la sociedad española en tiempos del franquismo y en los años posteriores a la transición. Berlanga unió retrato social y esperpento, crónica y humor negro. Pero uno de sus mejores activos fue, sin duda, la creación de una tipología imperecedera y la adecuación de una serie de actores, principales y secundarios, protagonistas y de carácter, a esos personajes que definen no solo su cine, sino buena parte de la historia de la mejor cinematografía española.

Cuando uno piensa en el cine de Berlanga, enseguida viene a la mente la expresión divertida, tierna, y el cuerpo frágil de José Isbert, gran patriarca de una generación de actores y emblema del comediante lúcido, irónico, que ganaba siempre su pulso lidiara en la misma escena con grandes o pequeños intérpretes; un robaplanos. Isbert fue el Thomas Mitchell del cine español de los 50 y 60.

Desde que incorporara el entregado alcalde de ¡Bienvenido, Mister Marshall! , Isbert ocupó una posición privilegiada en el cine berlanguiano. Sus personajes secundarios en Calabuch y Los jueves milagro eran como epifanías, la revelación de un talento innato, espontáneo, que cristalizó en El verdugo , donde dio vida a un verdugo en edad de jubilación. Refiriéndose a esta película, ácida y dura, Berlanga declaró en 1981 que "Isbert no podía hacer otra cosa que personajes entrañables. Su presencia física sobrepasó el grado de entrañabilidad que quería otorgar al personaje".

Berlanga no tardó en crear lo que en Hollywood definían como una stock company , un equipo fijo de actores que le servían indistintamente para las películas más cómicas y las más dramáticas. Fue un rasgo esencial en su cine pues casi todas sus películas eran relatos corales, con muchos y decisivos personajes, de Calabuch a La vaquilla .

De esa compañía estable formaron parte José Luis Ozores, Elvira Quintillá, Manuel Alexandre (que dio memorables momentos en títulos como Los jueves milagro , Plácido y ¡Vivan los novios! ), el siempre genial y casquivano Agustín González, José Luis López Vázquez, Amparo Soler Leal, Xan das Bolas (impagable presencia secundaria), Cassen (el único Plácido posible), el francés Michel Piccoli (protagonista de Tamaño natural y París Tombuctú ) y José Sazatornil, Saza, que ya hizo un pequeño papel en El verdugo pero triunfó como el empresario catalán de La escopeta nacional .

Berlanga no solo dio carta de nobleza a algunos de los mejores actores de carácter del cine español, sino que hizo arriesgadas apuestas.

Es el caso de Luis Escobar, aristócrata y dramaturgo completamente identificado con el régimen franquista. Pero el ácrata cineasta no dudó en darle el papel del marqués de Leguineche en La escopeta nacional , iniciando entonces, a los 70 años, una carrera como actor muy vinculada a Berlanga, ya que repitió el sarcástico personaje --un aristócrata venido a menos, en el fondo una parodia de sí mismo-- en Patrimonio nacional y Nacional III .