Sergio Vila-Sanjuán narró ayer dos de sus descubrimientos periodísticos que, en su momento, quiso hacer llegar a los lectores. En los años 80 entrevistó a un autor desconocido, cuya editorial había remitido al periodista un ejemplar de una de las novelas de aquel escritor, y que había entusiasmado a Vila-Sanjuán. "Era alguien que pensaba las respuestas durante mucho tiempo y eso me puso nervioso durante la hora y media de entrevista, pero respondió a cada una de ellas de una manera nada banal". Al llegar al diario, un pequeño periódico catalán de 30.000 ejemplares de tirada, propuso que se le dedicara una página a aquel, entonces, desconocido Milan Kundera. Esa sensación de descubrimiento se reprodujo años después cuando le llegó otra novela que comenzaba con la imagen de un niño y su padre en busca de libros. De nuevo pensó que se hallaba ante un descubrimiento, regaló diez ejemplares a gente próxima y puso su empeño en darle relevancia en La Vanguardia, donde ya trabajaba, un medio de mayores proporciones que podría difundir entre multitud de lectores La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón.