El grupo de poetas de la generación de los 50, rebeldes ante la dictadura e interesados por las experiencias cotidianas, lo formaban, entre otros, Angel González, José Angel Valente, José Hierro, Caballero Bonald y Francisco Brines. González fue muy amigo de sus colegas catalanes, sobre todo de Jaime Gil de Biedma. Se conocieron en 1955, en en casa de Carlos Barral. Callado y serio, González no abrió la boca y de madrugada, ya con las últimas copas, se atrevieron a preguntarle si era un infiltrado de la policía.