La directora de Le llaman Bodhi ha estrenado en España En tierra hostil , un drama osbre la guerra de Irak bien posicionado en la carretera hacia los Oscar, cuyas candidaturas se darán a conocer el próximo martes en Los Angeles.

--¿Es su película belicista o antibelicista?

--La verdad, creo que solo un loco creería que esta película se muestra partidaria de las guerras.

--¿No cree que al menos defiende la presencia y el trabajo de EEUU en Irak?

--Más bien creo que muestra el horror de la guerra y su futilidad. Lo que pasa es que a menudo se nos condiciona a creer que el cine antibelicista solo puede ser aquel que incluya un personaje que grita proclamas como "¡Odio esta guerra!". Yo, en cambio, odio esas proclamas y también esas películas.

--¿Por qué decidió centrarse en el cuerpo de artificieros?

--Las bombas son un elemento central de esta guerra, la táctica clave de la insurgencia. El éxito o el fracaso de EEUU en el conflicto dependen de la habilidad de los artificieros. Son personas no solo extraordinariamente valientes y heroicas, también muy inteligentes. Deben tomar decisiones de las que depende la vida de mucha gente en cuestión de segundos, y no hay margen para el error. Y suelen pagar un precio muy alto por esa valentía. Creo que existe un tipo de perfil psicológico proclive a una ocupación como ésta.

--¿Es por eso, tal vez, que inicia la película con la cita "La guerra es una droga"?

--A diferencia de los combatientes que lucharon en Vietnam, los soldados que han ido a Irak son todos voluntarios: ¿Por qué escogieron estar ahí? Para muchos es tan solo un empleo, otros serán patriotas, pero, en mi país, las campañas de promoción de alistamiento enfatizan el componente divertido del ejército. Hay un enfoque psicológico muy interesante de estas promociones según el cual la guerra es excitante, por lo que mucha gente desarrolla una necesidad de conflicto, una adicción o atracción al combate, a la guerra.

--¿Y qué placer obtendrían?

--La guerra responde a un deseo genéticamente codificado de reafirmar nuestra humanidad. No hay una mejor forma de llevar a cabo esa evaluación. Todas las neuronas que controlan nuestro instinto de supervivencia se activan a la hora de pasar por una experiencia como ésa.

--¿Por qué las películas sobre la guerra de Irak no han funcionado bien en taquilla?

--Esas películas no han mostrado cómo funciona realmente esta guerra. Muchas se rodaron en Marruecos, usando actores norteafricanos para interpretar a habitantes de Oriente Próximo. Yo busqué el realismo a toda costa. Rodé en Jordania, y casi todos los personajes árabes fueron encarnados por iraquís, muchos de ellos refugiados. Algunas de nuestras localizaciones estaban a solo 5 kilómetros de la frontera iraquí. Un cineasta debe ser riguroso o si no resulta insultante.

--Por la película se asoman rostros de renombre como Guy Pearce o Ralph Fiennes, pero los actores principales (Jeremy Renner y Anthony Mackie) son poco conocidos, ¿por qué?

--Porque si Tom Cruise, por ejemplo, interpreta a un soldado, el público sabe perfectamente que no va a morir, y yo quería dejar claro que, a lo largo del relato todo es posible, todo es una amenaza, no hay certezas. Eso ayuda al espectador a entender lo que significa estar en el medio del conflicto actualmente. Eso es importante, porque en mi país apenas se ofrece información sobre la guerra, especialmente acerca de los soldados americanos muertos. Que esos soldados fueran voluntarios hace que la falta de información sea aun más perversa.