El fan de Manolo García ya tiene regalo para estas navidades. Acaba de poner a la venta Singles, directos y sirocos, una caja con tres discos (uno con versiones de temas antiguos y cinco canciones inéditas, otro de actuaciones en directo y un DVD con vídeos y conciertos), junto a un libreto con dibujos y fotos marca del artista. El cantautor parece haber terminado la gira de Para que no se duerman mis sentidos con mucha mecha sin quemar.

--Adaptaciones, canciones nuevas, temas en directo. ¿Usted o su compañía necesitaban una bola extra?

--He sacado este disco porque me pueden las ganas de trabajar, de no bajarme de la burra. Cuando acabé la gira me quedé triste, melancólico, hasta que dije: a la mierda la melancolía. Y me metí en el estudio.

--Esta caja tiene bastante de artesanía, en su contenido y su envoltorio. En la portada hay un paisaje pintado por usted, junto a caracteres chinos y griegos. ¿Qué pretende comunicar?

--Ilusión y fascinación. En un mundo en el que se empeñan en que vivamos con una videoconsola, yo me revelo. Ese nuevo móvil de última generación no me interesa. Defiendo la ilusión por las cosas simples, que son las más fascinantes. Por eso pinto paisajes. Reivindico los paisajes y protesto contra el cemento. No me alimento de imágenes de la MTV, ni de chats, ni móviles. Me alimento de miradas, libros, paisajes. La modernidad no me importa. Me interesa lo que no se lleva.

--Se define como una persona anacrónica. pero ha editado un producto comercial, que sale en Navidad.

--Soy el underground de los cantantes comerciales. Estoy en las listas de ventas, pero voy a mi rollo. No hay faja que me ciña, hago lo que me da la gana. Pero si alguien me dice que mis canciones se venden más si las saco en diciembre, pues, evidentemente, no tengo vocación de perdedor, me interesa vender discos. Entre otras cosas porque esto me permite seguir desarrollando mi oficio. Quiero vender sí, pero no a cualquier precio. La dignidad de lo que hago debe estar por delante. Me preocupa que mi mensaje sea puro.

--Tras tres discos en solitario, échele una mirada a su carrera.

--Quiero pensar que veo una carrera coherente, que me soy fiel, que no hago concesiones. Sigo creyendo que soy músico, juego a que no soy famoso. Vale, me paran por la calle, pero no soy personaje, soy músico. Continúo en esto porque mantengo la curiosidad por saber qué hay detrás de la próxima curva.

--¿Qué cambiaría de ese recorrido?

--Nada. No podría haber hecho otra cosa. Los errores están bien, porque son necesarios. Y los aciertos se celebran.

--Compárese con su primer disco en solitario ¿Ha cambiado?

--Soy otro cantante. Mis canciones son más simples. Y yo también soy más sanamente simple. No tengo pretensiones. Quizá cuando era más joven aspiraba a pasar al libro de oro de la música. Ahora ya no.

--¿Hacia dónde va el negocio de la música?

--La gran industria sigue manejándolo todo. La tecnología ofrece nuevos sistemas para escuchar música, pero es la gran industria la que vende esos aparatos. Al músico sólo le queda complacerse en su obra. Si estás pendiente de lo que te va a aportar el negocio, vas de culo. Mi pequeña trinchera son mis canciones. Y mira, si se las bajan de internet o las piratean, pues que las disfruten. Creo que lo justo es que todos compartiéramos todo, que todo fuese gratis.

--¿Es permeable a las críticas?

--Como todo el mundo. Me gustan las buenas y me joden las malas, sobre todo cuando están fuera de lugar y hacen mofa de cosas como mi apellido.