Ningún divorcio ha merecido tantos titulares desde el del Príncipe Carlos y Diana, en 1997. A pesar de que el cantante Paul McCartney y su excompañera, Heather Mills, acompañaron el anuncio de divorcio con un comunicado conjunto diciendo que sería una ruptura amistosa, todo indica que no va a tener nada que envidiar a la celebérrima batalla real.

Tanto es así que el exmiembro de los Beatles y su aún mujer han contratado a los abogados que representaron a Carlos y Diana, dos de los letrados más caros del Reino Unido y verdaderos expertos en rupturas poco pacíficas.

Diez años después, los tribunales británicos volverán a ser testigos del combate entre estos duros contrincantes. En un lado del ring, junto a la temperamental Mills, el brillante Anthony Julius, que consiguió 17 millones de libras para la princesa y acabó convirtiéndose en su amigo íntimo. En la otra esquina, junto al cantante, Fiona Shackleton, conocida como Magnolia de acero por sus afiladas cualidades negociadoras, que le permitieron quitar a Diana el título de Alteza Real, como quería el príncipe Carlos.

Esta será, además, una de las rupturas más caras que se han visto desde que el heredero al trono británico batallara en los tribunales con la princesa de Gales. Se calcula que el cantante, de 64 años, tiene una fortuna de 825 millones de libras (1.221 millones de euros), muy superior a la del hijo de la reina de Inglaterra. La pareja, que tiene en común una hija de dos años, no firmaron ningún acuerdo prematrimonial al casarse.